
El blog en el que la sandez y la pedantería se dan la mano, donde la bizarría y erudición discurren parejas. El rincón en el que ZP y Rajoy comparten protagonismo con Pajares y Esteso. Esto es Libertad Diodenal. Pasen y comenten lo que les plazca, que nadie censurará sus aportaciones.
sábado, 5 de marzo de 2016
El valor del ejemplo

domingo, 15 de noviembre de 2015
Culpar al inocente

sábado, 10 de enero de 2015
¡Libertad Diodenal ha sido premiado!
sábado, 18 de octubre de 2014
Lo que interesa a la ciudadanía

sábado, 13 de septiembre de 2014
Se acaba el verano, pero no las tontunas

domingo, 15 de junio de 2014
Soluciones en 140 caracteres
sábado, 24 de mayo de 2014
Hablemos de fútbol

Estoy anonadado. Comencé a escribir pensando en hacer una crítica al fútbol como espectáculo absurdo y, al final, he acabado diciendo que es una buena cosa. No me entiendo ni yo mismo, así que creo que ya estoy preparado para fundar un partido político.
miércoles, 11 de septiembre de 2013
Defensa de la creadora del "relaxing cup of café con leche"
Aquí tenéis el discurso. Todos los que penséis que habla fatal y que su inglés es peor que el de cualquier otro español, os ruego que lo escuchéis entero:
domingo, 25 de marzo de 2012
Huelgas, elecciones y Gran Hermano
sábado, 3 de marzo de 2012
Sacralización de lo laico
domingo, 12 de febrero de 2012
Contador y el orgullo patrio
jueves, 19 de mayo de 2011
Jugando a la revolución
Tengo que reconocer que no he seguido muy de cerca todo esto de las acampadas en algunas plazas de distintas ciudades de nuestra querida nación de naciones, pero acabo de ver un lote de fotografías del poblado que han montado en la Puerta del Sol de Madrid y, sin ver más ni leer ninguno de los manifiestos que supongo que han redactado los que lideran este extraño movimiento, me atrevo a aventurar que todo esto es una sandez. Insisto en que mi base para este discurso es casi nula, pero esa es la impresión que me da.
Estoy convencido de que hay mucha gente harta de ver cómo los encargados de controlar las cosas (políticos y grandes organismos y entidades financieras) parecen no tener ni idea de qué hacer para salir del atolladero en el que estamos. Hemos gastado más de lo que teníamos y ahora, para intentar solucionarlo, sólo se les ocurre seguir gastando lo que no tenemos ¿Cabe mayor desatino?
Ciertamente es como para estar indignado (palabra muy de moda en estos días), pero mi indignación no me llevará nunca (por lo menos no lo hará de momento) a ir a ocupar la vía pública con unos centenares de personas. No me parece bien defender no sé qué causa molestando a otros que, para más recochineo, no son los culpables de eso contra lo que se clama. ¿Qué culpa tienen los vecinos de la Puerta del Sol de la pútrida situación que vivimos? ¿Por qué tienen que aguantar que al lado de sus casas y comercios haya un poblado chabolista que les impide vivir con tranquilidad?
¡Que se vayan a acampar a los jardines de la Moncloa!
En cuanto se reúnen más de cuatro personas para hacer alguna reivindicación, lo más habitual es que tres no sepan lo que han ido a defender o qué es eso de lo que se quejan. Se pide democracia real ¿Alguien sabe lo que es eso? Yo diría que es una utopía que sólo podría alcanzarse si todos y cada uno de los votantes tuviésemos el suficiente criterio como para saber qué es lo que queremos y, además, existiese alguien, que se presentase a las elecciones, dispuesto a trabajar para conseguirlo. Pero no con ánimo de lucro sino con verdadero sentido de servicio (he dicho que era una utopía ¿verdad?).
¿Qué es lo que tenemos? Un montón de votantes ignorantes (yo soy uno de ellos) y tres o cuatro partidos políticos poblados de gente que no sabe lo que defiende o, peor aún, que defiende una cosa y la contraria, predica algo y hace lo opuesto. Eso es lo que hay, y es una mierda (con perdón), pero me temo que conseguir lo otro (gente que sepa lo que quiere y gente que esté dispuesta a trabajar para llevarlo a cabo) es imposible. Entonces ¿qué quiere esta panda de campistas?
Me temo que muchos de los que han decidido hacer de estas plazas su hogar, no saben lo que quieren pero, como nos pasa a muchos, les mola ser el centro de atención de los noticieros y ver cómo los políticos contra los que claman, ahora dicen compartir las quejas de estos revolucionarios campistas. ¡Qué bonito es ver al criticado siendo comprensivo con el crítico!
Confío en que la tontería no vaya a más y no les dé a nuestros salvadores por ponerse a quemar mobiliario urbano, coches y escaparates que suelen pertenecer a gente humilde de esa a la que estos solidarios profesionales siempre dicen defender.
Para terminar haré un ruego a estos abnegados defensores de la democracia real y la libertad absoluta: Dejadnos tranquilos y volved a vuestras casas. Desde allí, escribid cartas de queja a quien queráis, redactad alegatos a favor y en contra de lo que creáis oportuno, trabajad con ahínco para crear un partido político que pueda desbancar a estos que tenemos. Cualquier cosa parece más útil que llenar de putrefacción las calles de nuestras ciudades.
miércoles, 4 de mayo de 2011
Festejos luctuosos
Hace dos días que escribí en el blog, pero como sigo ocioso laboralmente, escribiré algo antes de ir a comer. Hoy toca hablar de Bin Laden (o como se escriba). El otro día lo mataron y vi imágenes de algunos estadounidenses celebrándolo en la calle. Reconozco que el malvado saudí no es alguien que me cayese simpático, es más, me resultaba detestable, casi tanto como los miles de desgraciados que hacían lo que él decía o que, sencillamente, se apuntaban a su “club”.
No sé si el mundo es más seguro sin ese degenerado que con él. Después de todo, ha tenido tiempo de sobra para esparcir su maligna semilla por el mundo. Tan famoso era el hombre que, incluso aunque ya no fuese un activo terrorista, la sola mención de su nombre podía hacer que más de un pobre diablo de esos a los que lavan (más bien ensucian) el cerebro, ardiese en deseos de reventar por su gran causa que, ahora que lo pienso, no tengo claro cuál era. ¿Qué pretendía? ¿Hacer que todo el mundo se convirtiera al Islam? ¿Llevarnos a todos, y todas, a vivir de nuevo de un modo medieval? ¡A saber!
Supongo que, como nos pasa a muchos, hacía lo único que sabía hacer. Lo malo es que su profesión era un tanto maligna. Creo que la mía, que en los últimos tiempos consiste en masajearme el escroto, es menos dañina que la de enviar a abnegados mártires a reventar en medio de gente que pasa por allí.
Ya me he enrollado sin ton ni son. Lo único que pretendía decir es que no entiendo como nadie puede sentir, cuando alguien muere, un gozo tal como para salir a pegar botes y corear sandeces en masa. Bin Laden era malo, muy malo, uno de los peores, pero no entiendo cómo su muerte puede generar en tantas personas el mismo sentimiento de gozo que la victoria de su equipo de fútbol en alguno de los múltiples campeonatos que hay en el mundo.
Particularmente me importa un pito que hayan matado a ese tipo, pero tengo que reconocer que no he sentido ningún gozo especial al conocer la noticia, básicamente me he quedado igual que antes de saberlo ¿Creéis que debo ir al psiquiatra? ¿O bastará con visitar al psicólogo?
lunes, 2 de mayo de 2011
Pippa y otras cosas

Esto es una indecencia. Han pasado más de dos meses desde que me dirigí a los pocos seguidores que me quedan. Mi carisma ha quedado a la altura del que decían que tenía Aznar. Ya no tengo ningún poder de convicción, aunque tal vez sea porque hace tiempo que no intento convencer a nadie de nada.
En febrero andaba yo un tanto ocioso, laboralmente hablando, pero tras tres semanas de aburrimiento alguien decidió que mis excelsas cualidades profesionales podrían servirle, así que estuve trabajando durante mes y medio. No fue un trabajo intenso ni agotador, básicamente tuve que redactar algunos documentos que, con gran probabilidad, no leerá casi nadie (pongo lo de “casi” por si acaso hay algún pobre diablo al que le sueltan ese mamotreto para que se entretenga). Inútil o no, por lo menos estuve entretenido haciendo ese trabajo.
Aquello terminó y he vuelto al ocio. Esta vez estoy ubicado en un lugar poblado de mindundis (como yo) y libre de grandes líderes, así que, aunque tampoco tengo “panda”, el ambiente parece un poco más grato. Pero no voy a contaros nuevos rollos laborales, creo que es mejor hablar de la boda de los Duques de Cambridge o de las próximas elecciones autonómicas y municipales.
Yo no vi la boda y, como yo, unos cuantos miles de personas que a esas horas estaban trabajando o, más probablemente, mareando la perdiz en sus centros laborales, tampoco pudieron disfrutar de tan absurdo espectáculo. No obstante, oí a alguien decir que una de cada tres personas en el mundo, había presenciado el enlace. La verdad es que no me cuadra semejante cifra, pero aquí todo el mundo da cifras para que su información parezca más seria, y lo peor es que consiguen engañar a muchos.
Sea como fuere, creo que Pippa Middleton iba guapísima y el príncipe Harry despeinado, como siempre. De Camila solo sé que llevaba un traje muy discreto con unos bordados dorados inaceptables. ¡Qué bonito es ver cómo se derrocha dinero a manos llenas para que la ciudadanía mundial sea feliz! Según la tesis de que uno de cada tres habitantes del planeta vio la boda, seguro que había varios cientos de millones que, a pesar de estar medio muertos de hambre, estaban disfrutando del espectáculo. Ya dijo alguien que no sólo de pan vive el hombre… La necedad parece que es bastante más alimenticia.
Cambio de tercio. Ayer vi un documental llamado “The inside job” que intenta explicar el porqué del desastre financiero que se desencadenó en Estados Unidos y afectó a casi todo el mundo. Como ocurre siempre, no tengo claro hasta qué punto puede uno creerse todo lo que cuentan, pero me resultó bastante convincente (soy fácil de engañar como bien sabe Kashuma). Eso de ver cómo los que llevaron a muchas de sus empresas (y a medio mundo) a la quiebra, luego han dido nombrados para dirigir diversas instituciones gubernamentales relacionadas con la economía, es algo que no me resulta nada extraño. Ver cómo los que le parecían bien a Bush, siguieron pareciéndole bien a Obama, tampoco me chirría, cuadra con mi idea de que nos toman el pelo de una manera descarada. Pero esto no ocurre sólo en Estados Unidos, en España y el resto de “los países de nuestro entorno” también ocurre.
Y, para terminar, dedicaré unas líneas a intentar manipularos para que votéis a Unión Progreso y Democracia. ¿Por qué? Pues está muy claro, porque son progresistas (ya sabéis que me convertí al progresismo hace un par de años) y, además, no tienen ninguna posibilidad de llegar al poder. A lo mejor así siguen defendiendo algunas cosas sensatas que defienden, como cambiar la ley electoral y devolver ciertas competencias autonómicas a la administración central.
Se acabó por hoy. A ver si recupero mi locuacidad y vuelvo a ser más regular en mis intervenciones bloguísticas.
sábado, 5 de febrero de 2011
Azuzadores de masas
Hace unos días me enviaron un artículo de Jesús Sanz Astigarraga, que no sé quién es, pero, por su carácter chulesco e insultante (el del artículo), alguien se lo había endosado a Arturo Pérez Reverte, y así anda la cosa corriendo por la Red. Aprovecho para pedir disculpas a don Arturo porque le critiqué duramente por esas palabras que él no había escrito (ya me extrañaba a mí que pusiese como ejemplo de virtud intelectual a Saramago y a Chomsky).
Dicho eso, aquí tenéis una dirección en la que podéis encontrar el famoso artículo:
Extraigo unos párrafos del escrito para que sirvan de base a mis comentarios posteriores:
Tenéis una monarquía que se ha enriquecido en los últimos años, que apoya a los poderosos, a EEUU, a Marruecos y a todo lo que huela a poder o dinero, hereditaria como en la Edad Media ¿sois idiotas?
En Inglaterra o Francia o Italia o en Grecia o en otros países los trabajadores y los jóvenes se manifiestan hasta violentamente para defenderse de esas manipulaciones mientras en España no se mueve casi nadie ¿sois idiotas?
Consentís la censura en los medios de comunicación, la ley de partidos, la manipulación judicial, la tortura, la militarización de trabajadores sólo porque de momento no os afecta a vosotros ¿sois idiotas?
Posiblemente tenga razón en la descripción de la putrefacción imperante en tantos y tantos ámbitos de nuestra sociedad, pero lo que no aguanto es eso de incitar a la gente a manifestarse violentamente. Es posible que ciertas situaciones sean difícilmente resolubles sin usar la violencia, pero dudo que sacar a la masa a la calle con palos para romper escaparates y coches (que nunca pertenecen a los culpables de la mala situación por la que la gente se queja), solucione nada.
Me cansan estas personas que, aprovechando la tribuna que les brinda la radio, la televisión, Internet, su partido político o lo que sea, se empeñan en querer guiarnos hacia la salvación con consignas tan tontas como la de “salir a la calle”.
En un intercambio de pareceres que tuvimos durante nuestra jornada laboral (por correo electrónico para simular que trabajábamos duramente), alguien dijo que las revoluciones a veces son necesarias y que, cada uno tiene su papel en ellas: unos se encargan de abrir los ojos a los demás y otros se ocupan de ejercer esa convincente actividad que es la violencia.
Lo malo es que esos que “abren los ojos” a los demás, suelen estar tan ciegos, o más, que aquellos a los que guían, pero mientras los “guías” se quedan en la retaguardia, calentitos en casa escribiendo sus soflamas, sus fieles seguidores salen a la calle a hacer su papel de “carne de cañón”, a romper cabezas o a que se la rompan a ellos.
Actualmente hay mucha gente que está en una mala o muy mala situación, pero salir a la calle a montar follón no va a arreglar nada. ZP es un inepto, pero echarlo a patadas no va a servir (eso creo yo) para que la deuda que tiene España desaparezca al día siguiente, ni para que se creen cuatro millones de puestos de trabajo en un pispás. Si salimos a quemar las calles sólo conseguiremos una cosa: que las calles queden quemadas y que los que tengan las garrotas más contundentes y los músculos más desarrollados, se hagan los amos de la situación.
Si algo nos parece mal, digámoslo. Si los gobernantes nos parecen corruptos y putrefactos, demos ejemplo de seriedad y honradez en nuestro trabajo (el que lo tenga) y en el día a día. Si vemos que las administraciones públicas son nidos de derrochadores y corruptos, procuremos vivir sin gastar más de lo que tenemos y sin pretender que nos den duros a peseta. Si ese comportamiento se populariza, incluso la gente que se dedica a la política que, aunque no lo parezca, son personas normales, acabará ejercitándolo y conseguiremos arrinconar las corruptelas y vivir en un mundo ideal (me acaba de resonar en la cabeza esa bella canción de “La Bella y la Bestia”).
Aprovecho mi gran poder de comunicación para incitar a las masas a salir a la calle sólo para pasear y airearse, pero no para romper farolas o cabezas y, cómo dicen siempre desde la DGT en las operaciones salida: salgan escalonadamente, no se aglomeren, que cuanta más gente se junte en la calle a la vez, peor será.
sábado, 8 de enero de 2011
Delación y victimismo

Esta mañana he estado escuchando en Radio Nacional una tertulia en la que se hablaba sobre “los chivatos”. El tema, que pretendía tocarse de modo genérico, se ha centrado particularmente en chivarse de quien incumpla la nueva ley antitabaco. Yo pensaba que la posibilidad de denunciar cualquier cosa que uno estime que va contra la ley, ya existía, pero parece ser que uno sólo es un chivato cuando denuncia a quien incumple (según el criterio del denunciante) la nueva norma sobre el consumo del tabaco.
Durante estos días he llegado a oír comparaciones de la situación actual con la de las delaciones de algunos alemanes a sus conciudadanos judíos en la época de Hitler. Sé que la manera más eficaz de hacerse notar es la de exagerar (yo lo hago con frecuencia), pero ésta parece un tanto extrema. El victimismo me parece exagerado en una afirmación como esa.
No seré yo quien llame a la policía para denunciar a alguien que está fumando a menos de cien metros de un parque infantil ni, probablemente, a quien lo haga en un bar (tal vez le diga que no lo haga si es que me llega su humo, paso de meterme en más líos), pero si lo hace alguien a quien eso le parezca mal, estará en su derecho.
Hay quien defiende la capacidad de la sociedad de autoregularse (algunos de esos que se proclaman liberales), pero esa libertad, en el ámbito tabaquil, ya la tuvimos durante muchos, muchísimos años. ¿Y cómo se autoreguló la sociedad? Yo os lo diré:
1-Se fumaba en los institutos y en las universidades.
2-Se fumaba en los hospitales (incluso en las habitaciones de los enfermos).
3-Se fumaba en los cines, en los aviones, en los autobuses, en el Metro….
¿Dónde estaban los fumadores por la tolerancia en aquellos tiempos? ¿Quién se preocupaba de los que sólo queríamos vivir sin tener la ropa apestando a un humo que no era nuestro y nuestra bella cabellera limpia (yo tenía pelo por entonces)?
Lo más gracioso de todo es que, probablemente, la dictadura del tabaco la imponía una minoría humeante sobre una mayoría no fumadora. No tengo datos al respecto, pero yo diría que los fumadores, aunque numerosos, nunca han llegado al 50% de la población.
Con la ley anterior yo ya estaba contento. Eso sí, mis visitas a los bares eran escasas y, en ocasiones, dada la exagerada densidad de humo del local, mi entrada y mi salida del establecimiento ocurrían en el mismo minuto.
Hasta ahora los no fumadores que, como es bien sabido, somos mayoritariamente unos intolerantes de tomo y lomo (cuando no unos fascistas), acudíamos a los bares con nuestros amigos fumadores, y pasábamos allí buenos ratos de charleta con ellos sin recriminarles su humeante afición, o recriminándosela sin que, en general, tuviesen el detalle de apagar su cigarro ¡Total, el ambiente ya estaba tan cargado que un cigarro más no marcaría diferencia alguna!
Ahora son nuestros amigos fumadores los que tienen que aguantar sin fumar para poder tener un rato de amena charla. ¿Es peor esto que aquello? Es obvio que para mí es mejor, pero comprendo que para ellos sea peor. ¿Somos peores nosotros ahora que ellos antes? Yo diría que no, pero algunos han decidido que se les somete a una terrible persecución. Hace veinte años los no fumadores no éramos perseguidos, sencillamente estábamos rodeados ¿Era eso más aceptable?
Necesitamos normas que regulen nuestro comportamiento público porque, por muy civilizados que nos creamos, la realidad es que, básicamente, somos unos egoístas y lo que nos parece bien a nosotros, pensamos que a los demás tendría que parecerles igualmente acertado.
En ausencia de normas siempre hay quien sabe comportarse educada y correctamente con los demás, privándose de llevar a cabo comportamientos que puedan molestar a otros (ir a 100 Km/h por una calle de Madrid, mear en un portal, fumar o expeler ventosidades en un lugar cerrado en el que hay más gente, gritar en público, incordiar con tonterías a quien está trabajando…), pero otros no somos tan majetes y necesitamos de la amenaza de una multa para comportarnos adecuadamente. Es una pena que así tenga que ser, pero me temo que no queda más remedio de vez en cuando.
Algunos dicen que esta es una ley anti-fumadores, pero realmente es una ley de defensa del no fumador. Hay cosas que es mejor poner en positivo. Yo no tengo inconveniente en que la gente fume si quiere, sólo pido que lo hagan lejos de mí ¿Es eso tan grave?
Sé que parece ridículo incitar a la gente a no fumar y seguir llenando las arcas estatales con los impuestos del tabaco que gestiona ese mismo estado, pero a pesar de la contradicción y flagrante hipocresía yo estoy contento porque ahora no me dará tanta pereza quedar con alguien para comer o pasar un rato en un bar o restaurante.
¡VIVA LEIRE PAJÍN!
domingo, 25 de abril de 2010
¿Es usted puta, o no es puta?

Los entrevistadores eran: Terelu Campos, Jimmy Jiménez y María Antonia Iglesias. Esta última, que, como sabréis, tiene más mala leche que un yogur caducado hace un año, comenzó su intervención recordando que Pedro Ruiz defraudó a Hacienda hace años. No dijo, por supuesto, que aquella demanda, o lo que fuese, fue archivada en su momento. Yo no sé si realmente hubo fraude o no lo hubo, pero el caso es que aquello se archivó, con lo que, tras tantos años, sacar eso a relucir, de la forma en que lo hizo nuestra musa de la crispación, creo que no es de recibo (aunque sí muy entretenido). Pedro Ruiz, con calma, le respondió, pero ella siguió en sus trece.
A pesar de que Ruiz dijo que su causa había sido archivada, le pidió que dijese claramente si había sido un defraudador o si no lo había sido. Mencionó que ella usa un latiguillo para solicitar a sus entrevistados que se decanten. Ella les dice: ¿Es puta o no es puta? Refiriéndose a que la respuesta a su pregunta tiene que ser sí o no.
Más tarde hizo referencia a la supuesta táctica del señor Ruiz de hacerse la víctima (tener en cuenta este detalle para cuando describa cómo terminó la señora Iglesias su entrevista) y de llevarse muy bien con las señoras de la derecha. Nuestra amiguita María Antonia aprendió muy bien en el cole la lección de derecha e izquierda y todo lo clasifica en alguna de esas dos categorías, no hay nada ajeno a esa taxonomía (me apetecía escribir una palabra pedante) para ella.
Como Pedro Ruiz dejó claro que, si tuviese un nuevo programa, no entrevistaría a ningún político (también dijo que no votaba), nuestra querida M.A. saltó con que esa era la actitud de los “falsos independientes de derechas, que son fascistas que añoran el franquismo”. Y se quedó tan pancha (también muy divertido).
En cierto momento, habiendo sido M.A. tan insistente con la suposición de que el humorista (poco gracioso, por cierto) se había beneficiado mucho gracias a “la derecha”, él le solicitó con insistencia que dijese qué partido le había “untado”. Ella se iba por peteneras y seguía diciendo sandeces. Pedro, cansado de sus divagaciones, para que contestase con claridad le soltó ese latiguillo que ella había mencionado antes: “María Antonia ¿pero es usted puta o no es puta?”.
Ella se quedó en silencio unos instantes (¡milagro!) y habló para decir que no pensaba quedarse allí, sentada frente a un hombre capaz de insultar a una mujer (tal vez no le parece mal insultar a un hombre). ¡Pero María Antonia! Si llevabas tú más de diez minutos insultándole a él! En fin, que la pobrecita M.A. decidió hacerse la víctima (lo mismo de lo que acusó a Pedro Ruiz al principio).
Esta mujer es insoportable, pero está claro que sirve para montar espectáculos. Por eso está en Tele5, aunque probablemente no le guste Gran Hermano por considerarlo telebasura. Esto no lo he contrastado, pero da igual ¡VIVA LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN! Podemos insultar sin pruebas a quien nos plazca.
El vídeo completo lo podéis ver aquí (con publicidad), porque en el resto de lugares en los que he buscado, sólo aparece un pequeño fragmento en el que, sin que M.A. quede muy bien parada, parece que Pedro Ruiz es una especie de degenerado que no respeta a las "dulces" ancianitas.