lunes, 27 de julio de 2009

Playa "gayer" ibicenca



Ayer vi un trozo de el programa Ola ola de Cuatro en el que hicieron un reportaje sobre una playa gay de Ibiza. Allí podía entrar cualquiera porque, de momento, los ayuntamientos no asignan a las playas ninguna acreditación que las convierta en lugares para calvos, para homosexuales, para culonas, para perros, para niños, para gente de ojos marrones, para políticos, para lerdos o para sabios. No obstante, aquel acogedor reducto playero estaba poblado mayoritariamente por homosexuales de sexo masculino, también conocidos como gays o, según los simpáticos guionistas de “La Hora Chanante”, gayers.

Lo que más me llamó la atención de esta playa fue que, al otro lado de una empalizada de escasa altura, concebida para evitar que la arena de la playa se fuese al pinar adyacente, se veía pasear a hombres en pelota picada que oteaban entre la maleza en busca de otros con los que mantener un encuentro sexual fugaz. Al ver a uno de esos oteadores se me vino a la cabeza la imagen de un zahorí que, en lugar de varilla de avellano, utilizase su erecto miembro viril a modo de detector, pero en vez de buscar agua, nuestro zahorí sexual iría al encuentro de algún “fistro” anal en el que solazarse (con permiso de su dueño, claro).

¡VIVA LA “LIBERTAZ” “SESUAL”!
¡VIVAN LOS ZAHORÍES “SESUALES”!
¡VIVA IBIZA!

Y con esta breve intervención de hoy os insto a narrar vuestras aventuras playeras. ¿Sois de los que van a la playa con toda la familia (padres, tíos, hermanos, sobrinos, etc.), con la cocina portátil y con la tele? ¿Preferís vacacionar en grupos más reducidos? ¿Sois autistas vacacionales de los que van de viaje en solitario? ¿Preferís pasar las vacaciones en casa tranquilamente? ¿Renunciáis a vuestras vacaciones por el bien de vuestra empresa?

miércoles, 22 de julio de 2009

Atracar bancos está de moda


No sé si creerme la noticia que leo en Libertad Digital acerca del incremento de atracos a bancos por parte de primerizos inexpertos que necesitan el dinero para afrontar la escasez monetaria que les ha provocado la crisis y, en muchas ocasiones, su falta de previsión y esa manía que tienen muchos de vivir por encima de sus posibilidades.

Comentan el caso de un contratista que llegó a robar cinco bancos para intentar pagar a sus empleados. Sólo consiguió 80.000 euros en esos atracos, así que parece que sus esfuerzos no fueron muy exitosos. 80.000 euros en un atraco no estaría mal, pero en cinco parece una birria.

De momento yo no me he visto en la necesidad de tener que decidir entre robar o mendigar, pero llegado el caso supongo que me decidiría por la mendicidad o, más probablemente, por morirme de hambre y no pedir ayuda. Esto me recuerda una simpática anécdota que me ocurrió hace muchos años. Acompañé a una amiga en el Metro a su casa y cuando me disponía a comprar el billete de vuelta para regresar (creo que aún no existía el Bono-Metro), me di cuenta de que me faltaba un duro para completar el precio requerido. Yo dejé en la ventanilla todo lo que tenía y pedí el billete esperando que la taquillera no se diese cuenta de la falta de las cinco pesetas, pero mi esperanza fue vana. ¡Por supuesto que se dio cuenta! Y, además, no fue sensible a mi cara de tristeza al decirle que me había despistado y había salido de casa con un duro de menos.

Salí del suburbano pensando qué hacer. Lo de pedir un duro a alguien me pasó por la cabeza, pero me daba tanta vergüenza que pensasen que era el típico jeta que cuenta una historia triste para conseguir dinero (algo parecido a lo que hace nuestro amigo Kashuma) que decidí comenzar a trotar hacia mi casa (estaría a unos diez kilómetros) vestido con pantalones de pinzas y calzado con unos zapatos que me estaban ligeramente apretados (los pantalones tampoco andaban muy holgados).

Cuando llevaba un par de Km recorridos, el sudor me cubría las partes visibles y empapaba mis prendas íntimas y los zapatos comenzaban a hacerse notar más de lo debido, así que decidí que me armaría de valor y pediría a alguien el duro que me faltaba. Me acerqué a la estación de Metro más cercana y me dirigí a unos chavales que había allí hablando amigablemente entre sí. Les dije que necesitaba un duro para regresar a casa y que si no me creían les comprendería porque había demasiada gente contando milongas para sacarse unos cuartos. Comenzaba yo a enrollarme divagando sobre la sinvergonzonería de algunos cuando uno de los chavales, haciendo ademán de que no era necesario que siguiera con el rollo, me tendió un duro y me lo dio sonriendo. Yo se lo agradecí y me sumergí alegre en las profundidades del Metro.

Esta ha sido mi única experiencia mendicante. A la vista del botín que saqué, creo que no estoy preparado adecuadamente para vivir de la caridad ajena. Me temo que yo tendría que dedicarme al atraco de bancos ¿Alguien se anima a unirse a mí para crear una banda de ladrones?

domingo, 12 de julio de 2009

Despedida de un ¿héroe?

Hace unos días Daniel Jimeno murió corneado por un toro en las famosas fiestas de San Fermín. Un hecho así siempre es trágico, sobre todo para los familiares y amigos, pero el hecho de haber ocurrido en unos encierros tan famosos, ha hecho que todo trascienda mucho más y que se hayan sucedido las muestras de apoyo a la familia: Declaraciones de la alcaldesa de Pamplona, comunicado de la plana mayor del Atlético de Madrid (del que el fenecido era socio), luto de las peñas de Alcalá de Henares, etc.

Al ver este despliegue de actos de homenaje a Daniel Jimeno he llegado a preguntarme si realmente murió como un héroe por o si, aparte de correr delante de un toro en Pamplona, hacía alguna otra labor de importancia vital para la humanidad pero, por más que he buscado en la web, no he encontrado nada. Los múltiples homenajes y muestras de dolor y solidaridad con la familia tienen que ver exclusivamente con su afición a correr delante de los toros pamplonicas.

Supongo que la gente que homenajea a este “héroe”, también lo hará cuando un conductor temerario se estampa contra un pino o cuando un trabajador del andamio se cae por no utilizar los arneses reglamentarios. Después de todo, el corneado no era más que uno de tantos temerarios que decidió arriesgar su vida tontamente participando en ese encierro. Encierro organizado y, obviamente, autorizado por las autoridades públicas que, a pesar de todo lo que se preocupan por la salud, seguridad y bienestar de la “ciudadanía”, no se cortan un pelo a la hora de fomentar la participación de la gente en esas tradicionales y peligrosas actividades taurinas.

Me parece excelente que se extremen las normas de circulación para intentar evitar los accidentes de tráfico, es estupendo que haya normas de seguridad que intenten evitar accidentes laborales, incluso es bueno que el Ministerio de Sanidad nos indique qué hábitos alimentarios, de higiene y de salud debemos seguir para llevar una vida lo más grata posible, pero todo eso parece entrar en conflicto con este otro tipo de chorradas populares que ponen en riesgo la vida de toda esa panda de majaras que corren apelotonados delante de una manada de animales de afilados cuernos y gran tonelaje.

No vayas a más de 120 Km hora para llegar a Pamplona a presenciar el chupinazo, pero al día siguiente, corre delante de un toro para vivir en toda su plenitud la “grandeza” de las fiestas de San Fermín. Tranquilo que, si mueres atravesado por un pitón, serás aclamado como un héroe, tu nombre saldrá en todos los periódicos y tu cuerpo sin vida mostrado por todas las televisiones. Habrá luto en tu localidad natal y, si no te hacen un monumento, será porque estamos en crisis.

El que sueñe con ser héroe ya sabe cómo conseguirlo.

¡VIVA LA NECEDAD!
¡VIVA SAN FERMÍN!

domingo, 5 de julio de 2009

Un minuto de silencio por Michael Jackson

Ha comenzado Julio y no puedo permitir que este mes veraniego quede huérfano de mis divagaciones.

El mes pasado, mientras andaba por los Picos de Europa dejando rastros de mi sudor y de las suelas de mis botas por aquellos abruptos parajes, nos sorprendió una terrible noticia: Michalel Jackson había muerto. Mi compañero de fatigas y yo nos enteramos tarde de tan triste noticia. De haberlo sabido antes, nos hubiésemos detenido en nuestra ruta para dedicarle un minuto de silencio. También, a modo de homenaje, habríamos hecho la ruta del Cares caminando hacia atrás haciendo el “moon walk”, ese paso de baile que popularizó nuestro ídolo.

¡Qué grande fue Jacko (¿quién le puso ese sobrenombre?)! Fue la única persona a la que en los años noventa se le permitía llevar calcetines blancos y tocarse ostentosamente el escroto en sus actuaciones o donde le viniese en gana.

¿Quién será ahora el beneficiario de lo que se gane con las ventas que se hagan de los recopilatorios que se editen a partir de ahora ¿Su familia? ¿Diana Ross? ¿Tal vez Elizabeth Taylor?

¿Por qué se venden más discos cuando muere un cantante que cuando vive? Y lo pregunto yo que me hice fan de los Beatles cuando John Lennon fue asesinado. Supongo que la cosa tiene mucho que ver con todo lo que se habla en los medios de comunicación sobre el fenecido. La excesiva información con la que nos golpetean a diario es una excelente publicidad (gratuita). No en vano en las épocas de “alarma social” por la gripe aviar, la gripe A, la huelga de camioneros y cualquier otra cosa, la gente corre a comprar todo lo relacionado con esas alarmantes cosas (vacunas, antivirales, mascarillas, alimentos, etc.), así que cuando muere un astro de la música, también hay que correr a comprar sus discos (o a descargarlos de Internet). ¡Qué fácil es sensibilizar a las grandes masas!

Como curiosidad aquí tenéis a Jacko cantando en español.

El rey del pop ha desaparecido y nuestro amigo Kashuma ha reaparecido. Lo conté en un comentario al anterior “post”, pero lo vuelvo a decir aquí para darle al hecho la importancia que tiene. Un nuevo damnificado se hizo “amigo” de nuestro timador en La Coruña, así que el que vaya por allá de vacaciones que esté alerta. Al parecer ahora lleva una gorra negra del grupo “Epitaph” (creo que es una firma discográfica de música punk, hard-core y cosas de esas). A ver si alguien lo ve y le puede sacar una foto para dedicarle un post en exclusiva (otro más).

Y, ya para terminar, me gustaría hablar del estrés vacacional. ¿Alguno de los tres o cuatro lectores de este blog ha experimentado esa tensión que provoca la preparación de un viaje para “relajarse” durante las vacaciones? ¿Se disfrutan plenamente esos viajes o hay parte de sufrimiento y aburrimiento en ellos? ¿Se viaja por placer o por obligación? ¿Mola mazo pasarse quince o veinte días en una casita en la playa? ¿Mola más irse a algún país extranjero a estar de la ceca a la meca sin parar? ¿Alguien recuerda unas vacaciones verdaderamente gozosas?

No sé para qué hago tantas preguntas, seguro que al final las tengo que responder yo mismo porque todos estáis de vacaciones. Si así fuera, que lo paséis bien.