martes, 28 de agosto de 2007

Toca hablar de Umbral

Vaya desde aquí mi pésame para los familiares y amigos del fallecido señor Umbral. Reconozco que rara vez había leído un artículo de don Francisco pero, animado por tanto elogio a su arte literario, he accedido a la página de El Mundo en la que han colgado, según dicen, todas sus columnas para leer alguna de esas perlas de nuestro fallecido y llorado autor.

He comenzado por la primera (la más moderna), “Era la guerra” y me ha parecido absurda (seguro que tenía algún mensaje, pero mi ignorancia y mi obtusa mente me han impedido descubrirlo). Luego he leído el siguiente, “Blanco Paulino”, que me ha dejado aún más boquiabierto, no ya por seguir sin entender nada sino por el aburrimiento que me ha provocado. Ante el poco gozo que he experimentado siguiendo el orden cronológico inverso exhaustivo, he optado por saltar unos cuantos artículos para detenerme en “El pícaro”. Nuevamente me ha costado llegar al final y de nuevo me he preguntado por la razón del éxito de este escritor.

No puedo ser tan lerdo, me he dicho a mí mismo, a este señor le dieron el Premio Príncipe de Asturias de las Letras y el Premio Cervantes. Ante la posibilidad de que mi azarosa elección de los tres artículos haya sido casualmente nefasta, he decidido seguir leyendo alguno otro y me he decidido por “El aniversario de Cela”. ¡Vaya petardo!

Cada vez me siento peor. ¡No puede ser que, cuando todo el mundo anda glosando la virtud literaria de Paco Umbral, yo, que apenas comienzo a conocer sus escritos, esté pensando todo lo contrario! En un arrebato de furia he elegido otra columna. Esta vez le ha tocado el turno a “Esperanza Aguirre” (mi orientación política fascistoide ha hecho que me detuviera ante ese título tan sugerente).

¡Renuncio! Ya no quiero seguir leyendo más. Todo lo que he leído me ha resultado básicamente incomprensible y completamente soporífero. ¿Alguien puede decirme cuáles son los criterios de evaluación que hacen que un escritor sea catalogado como gran literato? A lo mejor, sabiendo qué es lo que se evalúa, me doy cuenta de que, en efecto, don Francisco era un gran hombre de letras. Hasta entonces, me temo que seguiré pensando que pocos lectores de “El Mundo” lo son gracias a las famosas columnas de nuestro querido escritor.

Vaya por delante que soy consciente de que emitir un juicio sobre la forma de escribir de alguien basándose sólo en cinco artículos, es un tanto aventurado, pero teniendo en cuenta que no me fío un pelo del criterio oficial de lo que es bueno o malo culturalmente hablando, tiendo a dudar excesivamente de tan laureados protagonistas de la Cultura Oficial.

Aquí queda esta epístola como prueba de mi ignorancia total y mi falta de gusto literario.

P.D.- Me ha costado decidirme pero, finalmente, he conseguido leer una columna más. Se trata de "La nieve". Ha sido una pérdida de tiempo, sigo sin verle el interés a algo que, definitivamente, no entiendo. Yo pensaba que cuando uno escribe, lo hace para compartir ideas y experiencias con otros, pero cuando se escribe de tal forma que sólo cuatro gatos pueden entender lo que uno dice, eso, más que literatura, es criptografía.

P.D.2- Aprovecho también para mostrar mis condolencias a los familiares de Emma Penella. También ella se merece un poco de cariño póstumo aunque no fuese literata.

lunes, 20 de agosto de 2007

Amor y propiedad privada

Acabo de leer un titular que, por lo habitual, no me ha impresionado mucho pero que me ha hecho pensar y me servirá para soltar un rollo en nuestro querido blog. El titular es el siguiente: “Muere apuñalada por su ex-novio una joven de 20 años”.

La chica en cuestión paseaba con su actual pareja (que también se llevó varias puñaladas) y con su hija (que se libró de ser acuchillada). Ante sucesos como este yo me pregunto si la razón de que estas cosas ocurran no será esa maldita costumbre que tenemos los seres humanos de considerar a nuestra familia como una propiedad más. No hay más que escuchar las letras de múltiples canciones de “amor” para ver cómo se repiten cosas como “eres mía”, “soy tu dueño”, “nadie te querrá más que yo”, “sin ti me muero”, “la vida sin ti no tiene sentido”, “no soy nada sin tu amor”, etc., etc.

Yo diría que manejamos un concepto del amor tan falso como absurdo. No seré yo quien vaya a dar aquí lecciones magistrales de lo que es el amor verdadero, pero sí me atrevo a decir que todo lo que reflejan esas frases que he enumerado, no es amor sino estupidez, y una estupidez muy peligrosa porque la gente que acaba identificando esa sarta de memeces con el amor, acaba sintiendo que es realmente dueño de su “amada” y que sin ella nada tiene sentido, cosas que, en ocasiones, acaban conduciendo a semejante cretino a actuar de la manera que, por desgracia, tantas y tantas veces vemos repetirse.

El amor eterno es algo maravilloso, pero como somos muy cutres y, en la mayoría de los casos, no sabemos mostrar ni siquiera amor efímero, deberíamos ser sinceros con nosotros mismos y, antes de considerar a alguien de “nuestra propiedad”, plantearnos si querríamos ser considerados también una “mercancía” propiedad del otro a quien queremos subyugar con nuestro gran “amor”. Si nos planteásemos así las cosas, tal vez nos diésemos cuenta de que eso del amor no tiene nada que ver con la posesión y todo que ver con la entrega y, probablemente, nos daríamos cuenta de lo difícil que es sentir amor verdadero por alguien. Lo malo de esto sería que, al tomar conciencia de la realidad del amor, seguro que dejarían de escribirse poemas y canciones de esos que tanto gozo nos proporcionan (a mí me encanta tararear las canciones de Luis Miguel cuando voy en el coche) y se acabarían los culebrones de enredos amorosos que tan entretenidas tardes de televisión nos permiten tener.

P.D.- Ayer se puso en contacto conmigo una nueva víctima de nuestro timador japonés. En esta ocasión utilizó el nombre de Yoto. Estad alertas porque Kashuma (o Yoto) sigue aposentado en Madrid y cualquier día podéis tener el gusto de toparos con él (según me cuenta la última víctima, sigue llevando coleta y gorrita).

domingo, 12 de agosto de 2007

Terremoto

Acababa de levantarme de la cama y, mientras estaba leyendo el correo sentado frente al ordenador, he notado cómo la mesa parecía moverse y, al instante, un ligero desplazamiento de la silla en la que mis posaderas estaban cómodamente situadas. Luego he percibido cómo el suelo se desplazaba de un lado a otro acompañado por las paredes (unos milímetros nada más). Realmente todo eso que he descrito secuencialmente ha ocurrido a la vez, pero yo me he ido dando cuenta de modo desordenado.

Lo primero que me ha venido a la mente ha sido la posibilidad de que alguna entidad de otra dimensión estuviese en mi casa intentando comunicarse conmigo, cosa que me ha provocado un estado de ansiedad y pavor bastante ingrato. Luego he decidido pensar es que algún vecino estaba moviendo algo muy grande en su casa pero, como no se ha oído ruido alguno, he descartado esa hipótesis también. El caso es que, como aún no había puesto mi “huevo” matutino, el sobresalto del movimiento sísmico ha acelerado mi motilidad intestinal y he sentido una imperiosa necesidad de atender la “llamada de la naturaleza”, cosa que he hecho con celeridad pero no antes de coger una radio para entretenerme durante el acto deponedor.

Una vez sentado en el “trono” he encendido la radio y, tras vagar por las distintas emisoras he acabado en la SER justo en el momento en el que hablaban del terremoto que se acababa de sentir en la emisora, así que todas mis dudas sobre el fenómeno que yo mismo acababa de experimentar han quedado resueltas. ¡He sobrevivido a un terremoto!

miércoles, 1 de agosto de 2007

¿Qué podemos hacer?

Acabo de leer un titular en Libertad Digital que dice así: El Comisario General de Información está convencido de que ETA cometerá un gran atentado. Al leerlo me he preguntado: ¿Qué utilidad tiene para la “ciudadanía” tener esta difusa información?

Si supiésemos el día, lugar y hora en que se fuese a cometer la tropelía terrorista, nos ocuparíamos de no estar allí para que no nos “salpicase” la metralla, pero si sólo sabemos que nuestros líderes políticos, gracias a sus sistemas de información, tienen información de que algo se cuece ¿qué podemos hacer? ¿Nos quedaremos en casa hasta que el terrible suceso tenga lugar? ¿Nos iremos de vacaciones a Andorra? ¿Y si nos vamos a Cataluña (creo que allí aún sigue vigente la tregua)?

Si nos dicen, por ejemplo, que, de seguir con este ritmo de consumo eléctrico, es probable que se produzcan apagones en toda España, podemos intentar desconectar algún que otro aparato para evitarlo. Si se nos cuenta que al usar aerosoles con CFC’s contribuimos a que se abra un agujero en la capa de ozono de la atmósfera, podemos dejar de usar esos malignos gases para reducir nuestra nefasta influencia en la gaseosa masa que rodea a la Tierra. Si nos dicen que, probablemente, habrá invasión de medusas en las playas levantinas, podemos ir a bañarnos con traje de neopreno para evitar los picores. Si nos golpetean con la noticia de que las temperaturas llegarán a cuarenta grados, podemos comprarnos una gorra con ventilador. Pero si nos dicen que ETA va a cometer un gran atentado ¿Qué podemos hacer?

Se admiten propuestas para afrontar con buen talante esta terrible noticia que nos han dado. A ver si entre todos sacamos algo en claro y podemos hacer frente a la barbarie terrorista.