domingo, 12 de abril de 2015

Redacción para el domingo

Ayer vi en la tele a Willy Toledo (¡quién iba a pensar que Willy sería mi musa!) hablando de lo terrible que es el sistema en el que vivimos y de la falta de democracia que padecemos, para luego decir que había estudios que decían que había ciudadanos de la parte oriental del antiguo "telón de acero" que echaban de menos la vida que tenían antes. Es posible que haya quien eche de menos aquello (para todo hay gustos), pero no entiendo que se hable de falta de democracia en nuestro sistema (tal vez la haya) y, a renglón seguido, se intente defender la bondad de sistemas en los que la democracia, sencillamente, no existía (o no existe, como es el caso de Cuba).

Lo que no puedo negar es que la aparición del señor Toledo, me hizo mantener la atención del debate entre políticos, periodistas, intelectuales  (a ver si alguien me explica lo que es un intelectual) y... Willy Toledo (creo que él va como miembro de eso que se llama "el mundo de la cultura"). Como suele pasar en casi todos estos debates, no se llegó a ninguna conclusión. Cada cual dice lo que quiere y no es capaz de cambiar su posición un ápice ni de responder claramente a lo que se le pregunta. Tanta palabrería me hace pensar en lo fácil que es "resolver" todo hablando y lo complicado que parece ser hacerlo con hechos.

Todos cargamos las tintas contra los políticos y su aparente o real inoperancia, pero si miramos en entornos más cercanos, el laboral, por ejemplo, vemos que la memez que observamos en el mundo político no le es ajena.
No sé lo que ocurrirá en las empresas pequeñitas, de tres o cuatro empleados, pero en las de cierto tamaño, el politiqueo y el exceso de burocracia lo copan todo. Cualquiera que sea un poco observador, se dará cuenta de que por encima de los que hacen algo productivo, se apila  una elevada columna de burócratas que no saben hacer la o con un canuto y cuya misión única parece ser la de pasear con su portátil abierto (no saben que se puede configurar para que, al cerrar la tapa todo siga igual que mientras está abierta) de un lado a otro preguntando a unos por el porcentaje de avance de sus tareas para decírselo a otros que, a su vez, se las cuentan a otros, y así sucesivamente hasta que la información, convenientemente  falseada, llega al líder supremo que no sabe a lo que se dedica la empresa pero tiene montones de informes llenos de gráficos coloristas muy bonitos cuya información es completamente falsa .

Lo que no entiendo es por qué hay tanta gente deseando dejar de hacer cosas útiles y con algo de sentido para dedicarse a trabajar como "correpasillos". Bueno, supongo que una de las razones es que esa absurda labor se paga mejor que la de producir cosas concretas y útiles (no es poco).
También es cierto que los que estamos en la capa mindundi (a pesar de nuestra provecta edad), acabamos un poco cansados de que nos lleven de un lado a otro pretendiendo que, sin que nadie nos dé una mínima formación, nos pongamos a hacer lo que sea con total maestría desde el primer instante en que nos sueltan en el nuevo entorno.

Tal vez deberíamos estar contentos de ver que alguien piensa que somos polivalentes y estamos preparados para todo, pero es algo que también genera cierta tensión porque, inicialmente, eres el más ignorante del grupo y, cuando ya te has puesto a tono con lo que allí se hace, como has sido el último en llegar, eres el primero en salir (como en Gran Hermano, igualito), y vuelta a empezar. Menos mal que, con la edad, uno aprende a tomarse las "directivas" de tanto lidercillo panoli a chufla y a expresar sin temor aquello que se piensa (procurando no dejar de lado la educación, aunque a veces cueste).
La pena es que, cuando uno intenta razonar con ciertos panolis, ellos, para mantener su postura, suelen utilizar la única herramienta que su escasa capacidad de raciocinio les permite, que no es otra que la de replicar esto:

 -Es cierto lo que dices, pero es que esto lo manda Don Perico de los Palotes, y no podemos hacer otra cosa.

A lo que algún listillo como yo, les responde:
-Ya que crees que esto no tiene sentido ¿no puedes tú comentar a Don Perico, del mismo modo que yo te lo he dicho a ti, que sería mejor hacer las cosas de otro modo?

A esta pregunta no suelen responder porque, como es bien sabido, si se quiere "progresar", hay que asentir a todo lo que diga tu superior, aunque te parezca una sandez o esté claramente equivocado. Se prefiere gente dócil que gente con criterio. Se valora más a quien dice que sabe que a quien sabe de verdad. Se cuenta más con el "paripeitor" que con el que procura hacer su trabajo lo mejor que puede sin protagonizar heroicidades de esas que consisten en poner el trabajo por delante de cualquier otra cosa en la vida (incluida la familia).
Y, tras este rollo, me pregunto: ¿a qué venía todo esto?