domingo, 24 de mayo de 2009

Peligros de la marginalidad

Acabo de leer en Libertad Digital (no tiene nada que ver con política, así que también lo podéis leer los progresistas) que han encontrado a un tipo que llevaba en medio de los Pirineos cinco días con el peroné roto, bebiendo agua de un riachuelo que tenía cerca y alimentándose con unas galletas que llevaba en la mochila (el hombre no podía moverse). Nadie lo había echado de menos durante cinco días y, por esa razón, no había nadie buscándolo. Era, claramente, un ser marginal y autista (casi como yo). Menos mal que otros excursionistas oyeron sus gritos de socorro en la lejanía, dieron la alarma y la “Meretérita” acabó encontrándolo sano y salvo. Bueno, realmente no estaba sano, pero sí vivo.

Yo soy un gran defensor de la marginalidad, pero con casos como este me doy cuenta de que esa situación puede no ser la mejor en algunas situaciones como la del excursionista o, sin ir más lejos, la de cualquier persona que viva sola y le dé un jamacuco en casita. Si el solitario en cuestión no acostumbra a llamar con regularidad a alguien para dar novedades de su estado, es altamente probable que nadie asuma como extraña la falta de noticias.

Es cierto que si uno tiene trabajo, en su centro laboral seguro que se dan cuenta de la ausencia y, si el autismo de la persona no es excesivo, tal vez algún compañero tenga su teléfono. De todos modos, si las llamadas no son respondidas, alguien puede suponer que el trabajador se ha dado a la fuga sin avisar y al cabo de un tiempo sin noticias se podrá rescindir el contrato sin contemplaciones mientras el pobre diablo yace moribundo en el frío suelo de su solitario hogar.

Recuerdo que un buen amigo (firmaba como “Jet” en algunas de sus intervenciones en este blog) iba cada tarde, a eso de las 16:00, a deponer al servicio de nuestro centro de trabajo y, en cierta ocasión, tras la gloriosa “puesta”, al ir a abrir la puerta, se dio cuenta de que estaba atrancada. De no ser porque llevaba el teléfono (siempre está bien entretenerse jugando con el móvil mientras uno evacúa) y porque Antares y yo siempre estábamos al tanto de las idas y venidas de nuestros compañeros al retrete (tenemos espíritu detectivesco) es probable que Jet, marginal entre los marginales, hubiese permanecido atrapado en la cabina depositoria hasta que el personal de limpieza hubiese llegado para quitar las zurrapas que los usuarios suelen dejar en tan íntimos lugares.

Creo que la marginalidad ya no me gusta tanto.

Y ahora debatamos sobre las cosas buenas y malas de la marginalidad y el autismo.

miércoles, 20 de mayo de 2009

Andreíta ya ha hecho la comunión

Como ya sabréis todos los seguidores de Libertad Diodenal, Andreíta ya celebró su primera comunión. A pesar de los rumores previos sobre la posible ausencia de Jesulín, nuestro pintoresco torero acudió con casi toda su familia. Faltó María José Campanario, una pena, porque habría sido interesante ver cómo se ignoraban Belén y ella o, mejor aún, cómo se peleaban.

Según he leído en abc.es, Jesulín y Belén se sentaron juntos para seguir el protocolo de estas celebraciones pero ¡pasmaos! no se saludaron ni se dieron la paz ¡Qué tensión!

Yo diría que, puestos a hacer el paripé celebrando una ceremonia que, probablemente, les traiga al fresco, podrían haberlo hecho completamente y haberse estrechado la mano mientras cantaban ese bello cántico de “la paz esteeeeeé con nosooootros, la paz esteeeeeé con nosotrooooooos…”.

Esta trascendental noticia sirve para suscitar el debate sobre los rituales paripeísticos de nuestra sociedad. No digo que todas las comuniones sean un paripé, pero creo que no me equivocaré mucho si digo que muchas de ellas serán también las últimas. Comprendo que mucha gente a la que la cuestión religiosa le da lo mismo o, más bien, le produce urticaria, se avenga a celebrar estos rituales por evitar que sus hijos queden descolgados de lo que hacen sus amigos. Yo diría que en este tipo de cosas, hoy por hoy, prima más el hecho de que casi todo el mundo lo hace que el sentimiento real de que es algo que deba hacerse.

Es lo malo de que las cosas se popularicen en exceso, al final pierden su sentido (si es que alguna vez lo tuvieron) y se hacen por tradición más que por una convicción meditada. Justificar ciertas cosas con eso de que es una tradición centenaria me parece de lo más cutre aunque, eso sí, comprensible.

En el caso particular de las comuniones, dudo que los niños que reciben ese sacramento religioso sepan realmente lo que están haciendo ¡Ni siquiera lo sabemos algunos de los que somos unos carcamales…! Además me temo que las catequesis son más una especie de charletas estilo Flanders (término acuñado por mi amigo jfreyba, sacerdote y bloguero abnegado) que otra cosa. Tampoco creo que a esas edades tan tempranas se pueda comprender un discurso teológico, así que no sabría proponer una alternativa a la “flandersización” religiosa de los niños.

Y ahora hablemos de Andreíta, que para eso he escrito este tostón.

viernes, 15 de mayo de 2009

Competiciones

Esta semana que ha terminado ha estado llena de competiciones, que si el debate entre Rajoy y ZP, que si la Copa del Rey entre el F.C. Barcelona y el Athletic de Bilbao. Seguramente haya habido otras más, pero como el mundo de la competición me trae al pairo, hablaré solo de las dos chorradas que he mencionado.

Comenzaremos con el debate parlamentario. Como todos habréis supuesto, no lo vi ni lo escuché y, además, apenas he oído los comentarios de los tertulianos radiofónicos ni leído los comentarios en los periódicos, pero con esta base documental tan “amplia”, me atrevo a decir que el debate fue una basura integral y que no sirvió para otra cosa que para que unos y otros hablemos de él. Qué tontería es esto de que hablen dos personas cuando cada uno sabe de antemano que, diga lo que diga el otro, no le va a hacer ni caso. ¿Cabe mayor necedad? Es probable que sí, pero es una pregunta retórica que me apetecía hacer.

Lo más tonto de los debates es esa memez que se ha impuesto desde hace algunos años de asignar campeón a la confrontación verbal. ¿Alguien sabe quién fue el primer bobo que habló de ganadores y perdedores en estas lides parlamentarias? Lo digo porque el necio en cuestión merecería ser agasajado con un artículo en Libertad Diodenal dedicado exclusivamente a él. El caso es que se hacen encuestas y la gente, que estoy convencido de que mayoritariamente no habrá visto el soporífero debate, elige campeón con total alegría (es probable que, si me preguntasen, yo también respondiese, pero diría que el ganador es Carod Rovira o algún otro político pintoresco).

Ya he dicho suficientes cosas insulsas sobre el primer tema. Pasemos al de la Copa del Rey. El fútbol es algo que para mí tiene una importancia inversamente proporcional a la que le asigna el resto de la ciudadanía en su conjunto, es decir, que tiende a cero. Me importa tan poco que no acabo de entender el hecho de que vayan más de cien mil personas enfervorizadas a un estadio a aclamar a su equipo y, sobre todo, a pitar al otro. No le veo la diversión, pero supongo que la tendrá.

Lo de los abucheos multitudinarios a los reyes mientras sonaba el himno nacional, es algo que, sabiendo el corte nacionalistoide que tienen ambos equipos de fútbol y sus seguidores, cabía esperar. ¿Está feo? Pues a mí sí me lo parece, pero reconozco que tampoco me quita el sueño. Quien más y quien menos todos somos maleducados de vez en cuando y, si nos juntamos con diez mil más, la cosa puede llegar a extremos impresionantes. El fútbol, desde hace muchos años, es mucho más que un deporte de competición, para muchas gentes es casi lo único que da sentido a sus vidas (no creo que exagere al decir eso). Hay gente que se levanta con el Marca, toma el almuerzo charlando de fútbol y se acuesta con el Larguero (¡qué progresista soy! Siempre mencionando a la SER).

En cuanto al corte que hizo Televisión Española del fragmento de los abucheos, tengo que decir que tal vez no fue mala idea. En el fondo estas cosas, me refiero a los abucheos, se hacen porque la gente sabe que su acción va a tener eco mediático, pero si se encontrasen siempre con la censura de sus maleducados actos, tal vez dejarían de llevarlos a cabo. De todos modos aquí nos topamos con eso que se llama el derecho a la información y no sé qué más cosas que, probablemente, tengan también su importancia.

Hala, me callo ya.

viernes, 1 de mayo de 2009

Peticiones de los lectores

He recibido peticiones de algunos lectores de Libertad Diodenal “esigiendo” o “exgiendo” que inicie un debate sobre diversos temas de gran trascendencia.

La primera petición que atenderé es la de nuestro habitual colaborador Antares, experto en tai-chi-chuan y del karate-do, que quiere conocer los pormenores de mi participación en la última Maratón de Madrid. Como es un tema que no suscitará debate alguno, bastará decir que culminé los 42,195 Kilómetros con dignidad, atravesando la meta con elegancia en 3 horas y 29 minutos. Mis previsiones eran nefastas por el cúmulo de lesiones que me han afectado este año y que han impedido que mi poderío pedestre se mostrase en todo su esplendor, pero he de reconocer que, a pesar de las molestias de uno de mis talones, pude completar el recorrido sin el excesivo sufrimiento de otros años gracias al paso relajado que llevé durante todo el trayecto.

Otro tema sugerido por un nuevo colaborador que se hace llamar “Otro exigente”, es el de los culitos de Doña Carla Bruni y Doña Leticia Ortiz. La foto de sus esbeltas e insignes figuras subiendo por las escaleras que llevan al Palacio de la Zarzuela ha sido portada de innumerables publicaciones de esas que, cuando no saben de qué hablar, ponen a caldo a las revistas del ”corazón”. La foto no tiene más interés que el de ver la delgaducha figura de ambas mujeres, pero como son quienes son, la cosa trasciende. Supongo que si existiese una foto similar de Antares y yo mismo accediendo a una recepción con su Majestad, nadie, salvo nuestros fieles seguidores, se hubiese hecho eco de la imagen a pesar de que, tanto Antares como yo, tenemos un tipín envidiable ¡Y ya superamos la cuarentena (me refiero a la de la edad, no a la de la gripe porcina)!

No diré que no se pueda hablar de estas cosas ni que me parezca mal hacerlo, pero me repatea que tanto periodista “serio” dé pábulo a estas chorradas y luego se dedique a etiquetar a ciertos medios como basura.

Preguntaba “Otro exigente” si tan egregios culos soltarían cuescos. Supongo me lo pregunta en calidad de experto en flatulencias (mi fama es mundial en este tema), por lo que le responderé con total profesionalidad ayudándome de un sabio refrán español (retocado por mí): Pee el Rey, pee el Papa, sin peer nadie se escapa.

Siguiente tema. “Otro más” que, sin duda, es un nuevo sobrenombre que ha adoptado “Otro exigente”, solicita que hablemos de las diputadas del PP Doña Anta Pastor y Doña Celia Villalobos. Si no fuese porque acabo de leer lo que publicó hace unos días un buen amigo del clero, no sabría qué relación con la actualidad tienen ambas. Al parecer han apoyado una moción de ICV (Iniciativa por Cataluña, los Verdes, o algo así) para reprobar públicamente al Papa por algo que dijo en África sobre el uso del preservativo.

Sin entrar en debates sobre lo que dijo Benedicto XVI, diré que no aguanto este tipo sandeces que no sirven más que para que nuestros parlamentarios pierdan el tiempo un poco más de lo habitual. ¿No les vale con hacer las críticas que estimen oportunas a los discursos del Papa o de quien quieran? ¿Acaso no tienen tribunas suficientes para decir lo que les venga en gana y hacerse oír? ¿Para qué hace falta esta bobada de la reprobación? Podrían dejar de mirar pajas en ojos ajenos y reprobarse a sí mismos por tantas estupideces como hacen ellos.

¡Qué bobos son! Lo que no entiendo es por qué no participa en este blog ningún político. En este remanso de necedad se moverían como pez en el agua.

Y, finalmente, bajo el pseudónimo de “Otro más”, nuestro nuevo y activo colaborador propone que hablemos de FJL y CV. Se nota que a nuestro amigo no le mola mucho teclear (estaría cansado después de las dos aportaciones previas). Satisfaremos la última petición comentando que la inminente salida de Federico Jiménez-Losantos y César Vidal de la COPE constituirá, según creo, el comienzo de la hecatombe de esa emisora. Si echasen a César Vidal es probable que la cosa no fuese grave porque sus tertulias son bastante soporíferas y él es un gruñón sin gracia. En cambio Don Federico, que también es un gruñón, tiene mucho más salero y vivacidad.

Creo que están pensando en poner a Pablo Motos de presentador de La Mañana y a Flipi para dirigir La Linterna. Tal vez si encargasen a Don Federico y a Don César del Hormiguero, el programa tendría más gracia que actualmente.