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sábado, 10 de enero de 2015

¡Libertad Diodenal ha sido premiado!


La autora del blog Desde mi ventanilla, me ha galardonado con el premio "Best Blog". Como hay que mantener el anonimato de tan magnánima persona, me abstendré de mencionar ciertos detalles que podrían haceros pensar que este premio es un acto más de corrupción de los que tanta costumbre tenemos ya de escuchar día a día en la prensa. En cualquier caso esta sería una corrupcioncilla porque el premio no tiene dotación monetaria.
Aquí exhibo, para gloria mía y de los que colaboran en este reducto de libre y necio pensadores, el bonito sello de calidad bloguera que se nos ha otorgado (es de estilo "Hello Kitty" pero mi gran tolerancia acepta esa indignidad y muchas más).


La aceptación del premio implica responder unas preguntas que se me han lanzado, cosa que me ahorra pensar en algún discurso con el que extenderme en loas a mi benefactora, cuyo blog es, sin duda, mucho más interesante que el mío y, además, tiene la letra más grande, para que la gente con vista cansada pueda leerlo sin necesidad de hacer zum (acabo de comprobar que ya está aceptada esta hispanización de "zoom") en el texto de su navegador.
Vamos a las preguntas:
-¿Cuando empezaste el blog y por qué?
Fue allá por el año 2005. Recuerdo que trabajaba yo para una gran empresa que da servicios informáticos a un gran banco español. El caso es que atravesaba una de esas épocas en las que, dado lo complejo de la actividad de estas compañías, que van obteniendo proyectos según se va pudiendo, yo andaba bastante desocupado. Comenté mi situación con mi amigo Ricardín y me propuso escribir un blog. Yo le dije que para eso tendría que tener uno y, él, que tampoco debía tener mucho trabajo que hacer, me dio de alta LibertadDiodenal y, además eligió para mí el absurdo y original nombre de Meteorismo Galáctico.
Como ves, estimada Zarzamora, mi motivación es excesivamente prosaica. Habría sido más bonito decir que siempre tuve ganas de contar al mundo cosas con un estilo desenfadado y jocoso, pero lo cierto es que comencé gracias al ocio laboral del que he hablado alguna vez en alguno de mis escasos escritos.
-¿De qué entrada estás más orgulloso?
El orgullo y yo estamos peleados. Puedo estar más o menos contento con lo que he escrito y, sobre todo (se escribe separado, lo digo por la ingente cantidad de personas que usan el "sobretodo" que significa lo mismo que "guardapolvo"), con el debate que se haya suscitado a partir de ello, pero de eso a sentir orgullo, va un trecho largo.
Me reí mucho con la aventura, real, que narré en Tormenta en mi interior.
-¿Haces alguna publicidad del blog?
La verdad es que no, salvo que, en ocasiones, informo a algún que otro conocido de su existencia. Esto, unido a que, cada vez que publico algo, aparece en mi muro de Facebook, hace que el anonimato de Meteorismo Galáctico sea una filfa, pero así me obligo a ser más comedido en mis escritos, cosa que, lejos de suponer una cortapisa a mi libertad de expresión, contribuye a que piense las cosas un poco más de lo habitual antes de escribirlas.
-¿Crees que tu blog tendrá fecha de caducidad?
Yo diría que, desde que mi frecuencia de escritura se ha puesto en un artículo cada dos meses, podría decirse que Libertad Diodenal ya está bastante caduco, pero creo que, esporádicamente, cuando me apetezca, sin presiones ni sentimientos de obligación, seguiré escribiendo hasta que mi estulticia haya llegado al punto de dejar de saber escribir.
-Cuenta alguna anécdota relacionada con el blog
Supongo que, a lo largo de estos casi diez años, habrá habido más de una anécdota que contar, sobre todo en los primeros tiempos, en los que los debates (casi siempre absurdos) eran largos y divertidos, pero en mi memoria destaca la aventura de Kashuma, un pintoresco personaje que se aprovechó de mis ganas de hacer una buena acción y se quedó con el dinero que le presté tras tragarme toda la falsa historia que me contó.
Gracias a la publicación de tan rocambolesca aventura, descubrí que antes que a mí, había timado a más gente y que, después de mí, siguió timando a muchos más durante varios años. La cosa comenzó para este humilde narrador en mayo de 2006, y el año pasado aún recibí algún comentario de personas que habían vivido una aventura similar. En el año 2012, gracias a que la historia del timo del músico japonés ya tenía cierta notoriedad en la web, un bilbaíno consiguió que la policía detuviese al simpático timador. No obstante su detención no sirvió de nada y el año pasado (2014) volví a tener noticias de que seguía actuando en España.

Y con esto damos por terminado el cuestionario y yo, para demostrar mi falta de respeto a las normas, no otorgo el "Best Blog Award" a nadie, pero sé que hay miles de abnegados blogueros que lo merecen más que yo.
Ha sido grato hacer un poco de historia y darme cuenta de todo el tiempo que ha pasado desde que comencé con Libertad Diodenal.

martes, 1 de mayo de 2012

La tía Lola


Esta tarde estaba en casa de mis padres cuando ha llamado la tía Lola para preguntar a mi madre si podría alguien subir a su casa (vive al lado) para ayudarle a resolver ciertos problemas con el teléfono móvil. La tía Lola tiene más de setenta años y, como sucede a casi toda la gente de esa edad, le cuesta comprender los entresijos de la tecnología, cosa que no me extraña en absoluto porque, a pesar del empeño de algunos en vendernos la idea de que la tecnología es cada vez más sencilla de utilizar, la realidad no es tan bonita.

Hemos subido mi hermano y yo y lo primero que ha hecho nuestra tía, toda apurada, es pedirnos perdón por molestarnos. ¡Pobrecilla! ¡Si no nos llama más que una o dos veces al año para sacarla de algún sencillo atolladero! Hemos saludado al tío Pedro, su marido, que, gracias a unos electrodos que tiene implantados en el cerebro, mantiene a raya los temblores del parkinson, pero que, por culpa de eso, no puede articular las palabras de modo comprensible.

Enseguida nos hemos percatado de que el problema de nuestra tía se podía resolver si conseguíamos que asumiese que el teléfono móvil, en sus funciones básicas, se opera como uno fijo. Parece un objetivo sencillo de conseguir, pero nos ha costado un buen rato explicarle que para hacer una llamada hay que tener el teléfono encendido, marcar el número y pulsar la tecla verde.

La pobre resoplaba cada vez que intentaba comprender lo que le contábamos (cada una de las diez o quince veces que se lo hemos contado) e interiorizarlo. Nos ha pedido que le escribiésemos unas instrucciones sencillas porque no se fiaba de su memoria, así que eso hemos hecho, pero tampoco con eso se ha quedado tranquila. Para ella cualquier cosa es un mundo, todo le parece inabarcable para su mente.

La tía Lola lleva muchos años cuidando a su marido. No tienen hijos y, aunque ven con frecuencia a sus respectivos hermanos, pasan la mayor parte del tiempo solos, acompañados uno del otro. Esto podría sonar incluso romántico, pero hay que tener en cuenta que Pedro apenas puede hablar, así que lo de conversar queda borrado como actividad posible. La radio y la televisión son artilugios gratos para estas situaciones de falta de conversación (esto lo digo por experiencia propia), pero la convivencia continua con alguien con quien la comunicación es casi imposible puede llegar a ser una tortura (para mí lo sería).

He contado lo anterior porque puede ser la razón por la que, cuando nos íbamos mi hermano y yo, tras nuestra labor docente, la tía Lola ha dicho, sollozando: “siempre os estoy molestando” y cuando le decíamos que eso no es cierto, ha acercado su cabeza a mi hombro y se ha puesto a llorar, sin ruido, silenciosamente. A mí me ha dado una pena impresionante y me ha costado no soltar las lágrimas. Mientras ella lloraba, he pensado en lo terrible que tiene que ser su vida y he supuesto que ya está muy cansada y asustada de ver cómo ella se va apagando mientras Pedro aún la necesita. Le he pasado un brazo sobre los hombros intentando confortarla, pero me temo que eso ha servido de poco.

Y estas cosas ¿cómo se arreglan? Ojalá fuese tan fácil como lo del teléfono móvil.

jueves, 13 de diciembre de 2007

¡Por fin tengo antibióticos!

El día cuatro de este festivo mes de Diciembre comencé a sentirme indispuesto mientras me entregaba en cuerpo y alma a mis duras tareas laborales. El día cinco me vi obligado a permanecer en mi hogar porque no pude reunir la suficiente presencia de ánimo (me gusta esta tonta expresión) como para acudir a mi puesto para desempeñar con la suficiente dignidad mis trascendentales tareas.

Desde ese día hasta la fecha (día 13 de Diciembre), he ido al médico un total de cuatro veces y ayer incluso me hicieron una radiografía para que mi doctora pudiese constatar hoy que mis pulmones no están demasiado deteriorados.

Lo que comenzó siendo un malestar general ha terminado como una afección bronquial que me hace toser más de la cuenta y me provoca agujetas de tanto mover el cuerpo espasmódicamente.

Estuve de baja el jueves y viernes pasado, volví a trabajar de lunes a miércoles y ayer, tras un desagradable espectáculo de toses y esputos en mi puesto de trabajo, me volvieron a dar la baja.

En estas cuatro visitas al médico me han recetado dos jarabes, unos analgésicos, un inhalador de codeína, un mucolítico, unos antihistamínicos y, finalmente, unos antibióticos.

Aún no sé si los maravillosos antibióticos operarán el efecto deseado contra mis males (yo tengo grandes esperanzas de que lo hagan), pero sí que he podido comprobar lo diferentes que son las cosas ahora con respecto a cuando yo era un tierno infante (allá por los años setenta). Recuerdo que en aquella remota época, en cuanto teníamos un poco de fiebre, venía a casa nuestro médico de cabecera (era un señor mayor, calvo y con bigote) y nos recetaba un lote de inyecciones de antibiótico que nos ponía nuestra simpática tía Felisa (algún día contaré una anécdota flatulenta relativa a una inyección que me quiso poner mi tía).

Hemos pasado de los antibióticos para todo a la táctica de probar todo tipo de medicamentos antes de recetar esas poderosas sustancias. Ciertamente yo soy un ignorante y no sé nada de medicina, pero la retahíla de medicamentos que me he estado metiendo entre pecho y espalda sin eficacia alguna (yo no la he notado) ¿de qué habrá servido? ¿No habrá deteriorado un poco más mi maltrecha salud?

Es tan bonito como inútil hacer futuribles y fabular con lo que habría pasado si en lugar de una cosa hubiésemos hecho otra, así que, como a mí me gusta hacer cosas absurdas, diré que es probable que si me hubiesen recetado los antibióticos el primer día que fui al médico, tal vez me hubiese recuperado del todo el viernes pasado. Si tal hubiese sido el caso, esta semana habría ido a trabajar en plenitud de facultades en lugar de hacerlo como un cadáver viviente (y tosedor). La Seguridad Social se habría ahorrado estos dos nuevos días de baja y mi empresa habría contado con mi insustituible presencia en estas entrañables fechas en las que falta tanta gente.

Pero todo esto, como bien sabemos, no lo puedo demostrar, así que me limitaré a comprobar lo que pasa a partir de ahora cuando me tome esas mágicas pastillas antibióticas (¡qué gusto que ya no se pongan inyecciones!).
P.D.- ¡Las cosas que hay que contar cuando no se sabe de qué hablar!

sábado, 20 de octubre de 2007

Memes y memeces

El simpático Carlos García me ha dirigido un meme (creo que la palabra viene de “memeces”) instándome a compartir con los ciudadanos y ciudadanas tres de mis canciones favoritas. Creo que nunca me habían propuesto una de estas cosas y, si lo han hecho, me temo que lo he ignorado, pero el caso es que me apetece hacer publicidad gratuita a algunos de mis cantantes favoritos y, por esta vez, haré el memo aceptando el meme.

Mi selección os mostrará lo plural que soy en mis gustos (reflejo de mi talante abierto y dialogante en lo tocante a la política).

He elegido una bella canción de Ricardo Arjona , un guatemalteco cuyas canciones me encanta entonar mientras voy conduciendo (siempre que vaya solo, claro).



También he escogido ese pedazo de melodía que es el Thunderstruck de los AC/DC (¡vaya panda de degenerados!).



Otro grupo que me gusta mucho y del que compré casi todos sus discos (incluidos los últimos, que fueron un fracaso) es Alan Parsons Project. He elegido "Old and wise" porque es una bella melodía y porque el que canta tiene un pelucón igual al del Puma y al de Camilo Sesto (ídolos míos también).



A pesar de que el meme solicitaba sólo tres canciones, no he podido evitar deleitaros con una de las más bellas canciones jamás compuestas. Una canción que, interpretada por el grandísimo artista que es Camilo Sesto (Camilo Blanes para sus allegados) me transporta hasta dimensiones desconocidas. Disfrutad con “Perdóname”.



Ful (el Blogcazas), presidente de mi club de fans, también me ha dirigido otro meme, más bien un antimeme, del que también me haré eco en esta aportación para matar dos pájaros de un tiro (esta expresión debería de estar prohibida por su carga de violencia y de falta de respeto por la naturaleza).

El meme de Ful consiste en repetir seis veces la siguiente frase:

No mandadme memes, que estoy vacunado.

Pero como esa frase no me agrada, yo la redactaré de un modo más elegante:

No me mandéis memes, que estoy vacunado.
No me mandéis memes, que estoy vacunado.
No me mandéis memes, que estoy vacunado.
No me mandéis memes, que estoy vacunado.
No me mandéis memes, que estoy vacunado.
No me mandéis memes, que estoy vacunado.

Saludos diodenales a todos.

domingo, 30 de septiembre de 2007

Un año más

Pues sí, hoy hace cuarenta y un años que me asomé por primera vez a este mundo (según ciertas teorías esotéricas, tal vez no fuera la primera vez, pero como yo no recuerdo nada de eso, no hablaré de ello).

Para celebrar mi onomástica me he levantado a las siete de la mañana, he puesto un "huevo” mientras escuchaba en la radio los problemas que la lluvia estaba generando en el Gran Premio de Japón (competición que me trae al fresco, por cierto), luego he desayunado unas paletadas de Nutella (mis desayunos son así de cutres), he hecho la camita, me he puesto mis prendas deportivas y me he ido a participar en una carrera popular que ha organizado el BBVA para celebrar sus 150 años de existencia.

Al lado de los 150 años del BBVA, mis cuarenta y uno no parecían tantos y, además, cuando me he puesto a correr, he visto que sigo superando a muchos jovenzuelos. Incluso he llegado antes que la primera mujer clasificada, cosa que me ha hecho pensar en la posibilidad de someterme a una operación de cambio de sexo para poder subir al podium alguna vez en mi vida (también me permitiría participar en Gran Hermano), pero cuando he pensado en los problemas que ha tenido mi hermana (que también ha participado en la carrera) para encontrar un lugar resguardado para poder aligerar su vejiga urinaria, me he dado cuenta de que es mejor seguir con mi actual fisonomía.

Me gustaría hablar hoy de Ansagasti y de Jaime Peñafiel, pero eso me quitaría el protagonismo que merezco en este bello día, así que hablaré de tan egregios representantes del mundo de la necedad en otra ocasión.

Y ahora “esijo” a todo el que pase por aquí que deje su impronta en forma de felicitación a mi estulta persona.

domingo, 9 de septiembre de 2007

Cavilaciones y desvaríos

Nuevamente atravieso una sequía intelectual y no encuentro un tema adecuado para deleitar (o incordiar) a la concurrencia. Cuando me ocurre esto me pregunto cómo conseguirán los periodistas tener todos los días algo sobre lo que escribir o hablar. ¿Será que no hacen otra cosa que repetir temas? ¿Será que son capaces de contar un rollo a partir de cualquier nimiedad?

Yo mismo era antes bastante más prolífico y podía escribir dos o tres artículos (o cómo quiera que se llame lo que escribo en Libertad Diodenal) semanales. Es cierto que cuando comencé con el blog, “gozaba” de una etapa de aburrimiento laboral que me permitía dedicar al menos ocho horas diarias a navegar por Internet. Esa situación que, tal vez, sea el sueño de mucha gente, para mí llegó a ser insoportable aún a pesar de los buenos frutos en cuanto a promoción de este estulto blog. Gracias a Dios y al aburrimiento, conseguí cambiar de empresa, cambio que acabó desembocando en una situación similar de aburrimiento y nuevo cambio. Ahora, por suerte o porque soy un profesional como la copa de un pino, hago cosas (algunas inútiles, pero no todas) en mi puesto de trabajo y ya no tengo tiempo de dedicarme a esta afición literario-blogera en mi tiempo laboral.

Recuerdo que antes me gustaba mucho meterme con ZP y su plan para disgregar España, también me encantaba participar en el blog de Pepiño Blanco (hasta que me convertí en un proscrito del mismo) y comentar en nuestro blog los elevados pensamientos que allí leía. ETA también ha sido fuente de muchos de mis escritos, pero la verdad es que ya me cansan esos temas (aunque no tengo problema en debatir sobre ellos) y me gustaría escribir sobre alguna otra cosa (siempre fundamentada en la necedad humana, claro).

El caso es que la repetición parece estar en la raíz de todas las cosas: La Tierra da vueltas alrededor del Sol, las cuatro estaciones se suceden, nuestras actividades diarias son rutinarias y repetitivas, votamos cada cuatro años, cagamos una vez al día (algunos no tienen tanta suerte), hacemos la declaración de la renta cada año, nos duchamos cada día (eso no es siempre cierto), vamos a Benidorm cada verano (a pesar de quejarnos de la masificación), vemos Gran Hermano en otoño (aunque lo criticamos y decimos que es telebasura)...

Unos se insertan en ese bucle que parece ser la vida y se dejan llevar de modo que nada cambia (salvo la superficie poblada de pelo y el volumen de las lorzas que rodean la cintura). Otros, en cambio, también insertos en esos ciclos, procuran convertir la circunferencia en una espiral para evitar que todo sea siempre igual. A mí me gustaría salir de esa circunferencia repetitiva y procurar que cada día no sea igual al anterior, pero tengo que reconocer que, para la gente de mente simple como yo, resulta complicado conseguir esa diferencia que evite que nuestra vida sea como lo que se mostraba en aquella película llamada “El día de la marmota”. Supongo que el hecho de no escribir constantemente sobre ZP y ETA es un paso adelante (o no, quién sabe).

Tras releer lo que he escrito, me ha dado la sensación de que la lectura de los artículos de Umbral me ha afectado negativamente y ahora ni yo mismo puedo entender lo que escribo. De todos modos, dejaré aquí mi aportación por si algún director de periódico la ve y decide que esa capacidad mía de escribir sin decir nada es interesante para conseguir lectores.

martes, 16 de enero de 2007

Hasta siempre

Hoy ha sido el último día de trabajo en la empresa a la que he pertenecido hasta esta señalada fecha. Podría explayarme sobre los motivos que han provocado mi marcha, pero no me apetece hacer eso, prefiero sacar mi vena sentimental (los programas del corazón han conseguido hacer aflorar en mí esa ternura que siempre estuvo oculta) para mostrar mi más sincero agradecimiento a todos los que han sido mis compañeros durante estos casi dos años.

No sé si he sacado algo en claro, profesionalmente hablando, pero la verdad es que eso me da igual, lo que de verdad me importa es que he conocido a un buen puñado de gente: unos “progresistas”, otros “fascistas”, algunos medio autistas, otros autistas por completo, los había gruñoncetes y también adorables, en fin, que había de todo, tanto es así que incluso estaba yo y también estuvo mi gran amigo Antares (no encontraréis dos ejemplares más raros en todo el mundo). Era un grupo tan heterogéneo que ZP podría haber experimentado en él la eficacia de su Alianza de Civilizaciones (si es que ya sabe de qué va a ir la cosa, claro) para aplacar las tensiones intestinas que han existido (las intestinales tampoco han faltado, la verdad).

Sea como fuere, yo he tenido la suerte de llevarme bien con todo el mundo y eso me llena de gozo y, a la vez, de tristeza por no poder seguir dando la tabarra a tan agradable grupo.

Mañana comienza una nueva andadura en mi azarosa vida profesional. Espero no tardar mucho en volver a gozar de la compañía de personas tan maravillosas como las que hoy me han hecho sentir que estos dos años no han sido una pérdida de tiempo.

Hasta siempre, amigos.

P.D.- Espero haber arrancado las lágrimas de alguno de los lectores con este despliegue de sentimientos que hoy, con el corazón en la mano (y tratando de acallar mis habituales rugidos intestinales) he traído hasta estas páginas.