sábado, 27 de febrero de 2010

Esto lo arreglamos sin algunos

Supongo que, a estas alturas, casi todos habréis oído hablar de estosololoarreglamosentretodos.org, una simpática iniciativa de la Fundación Confianza, una organización bienintencionada que pretende “poner en marcha un proyecto que impulse en la sociedad unos valores, que actúen de palanca para la recuperación de la confianza desaparecida con la crisis”.

Es cierto, o eso me parece a mí, que cuando uno está animado para hacer algo, es mucho más probable que consiga su meta que si emprende la tarea con desánimo, pero hay que reconocer que es muy complicado animarse cuando uno está completamente hundido (aunque no es imposible).

En el mensaje de presentación de estoslololoarreglamosentretodos.org aparece gente famosa, gente no tan famosa y gente desconocida (por lo menos para mí), pero cuya situación personal dudo que sea mala (por lo menos en lo tocante a cuestiones económicas). Aparecen, entre otros, los hermanos Gasol, Buenafuente, Ferrán Adriá… No creo que estas personas estén atenazadas por los rigores de la crisis, la verdad. En cualquier caso tampoco niego que sus mensajes animosos puedan servir de acicate a quienes lo están pasando mal.

Se habla mucho de unirnos para “tirar del carro” todos juntos, de hacer pactos de estado, de trabajar más, de apretarnos el cinturón y qué sé yo cuántas otras cosas, todas ellas tan poco concretas que uno no sabe si eso va con él o va con otros. Esto me recuerda a algunos jefes de mi entorno laboral que, tal vez por no dar una imagen despótica, cuando hay alguna tarea que realizar, en lugar de asignársela a una persona concreta, convocan una reunión en la que se dirigen al tendido y dicen : “tenemos que hacer esto” o “hay que resolver aquello”. Todo el mundo asiente y, al disolverse la reunión, cada cual vuelve a su sitio convencido de que aquella petición no iba con él, con lo que la importante tarea queda sin hacerse.

Es verdad que si cada uno de nosotros se hiciese cargo de llevar a cabo sus tareas diarias de la forma más eficiente posible (suponiendo que en nuestras tareas se pueda ser eficiente, cosa que, en mi caso es imposible), si no derrochásemos recursos innecesariamente, si fuésemos previsores en lugar de derrochadores e inconscientes, si procurásemos colaborar con los demás en lugar de comportarnos como jetas o negreros (espero que nadie se enfade por utilizar esa palabra) endosando nuestras tareas a algún pobre pringado que trabaje por dos… En fin, si nos comportásemos mirando más por el bien común que por el propio, tal vez las cosas podrían mejorar sustancialmente.

Lo malo es que hay demasiado pintamonas en puestos de responsabilidad políticos, empresariales y de todo tipo que no tienen ni idea de cómo dirigir aquello para lo que han sido nombrados (yo tampoco sabría, pero no ostento esos cargos). Es posible que entre todos podamos resolver este lío en el que estamos, pero para eso habría que soltar el lastre de esa pandilla de chupópteros que, lejos de contribuir a la solución, parece que sólo agravan el problema. En resumen: esto lo arreglamos sin algunos.

viernes, 12 de febrero de 2010

Plataforma de Apoyo a Marichalar

Estoy indignado con la decisión de los gerentes del Museo de Cera de Madrid de retirar la figura de Don Jaime de Marichalar de ese burladero que presidía con tanta elegancia (la que siempre le ha caracterizado).

No entiendo por qué razón alguien que mereció estar en ese museo, pierde su derecho a ser exhibido. Haberse divorciado de su esposa, la insigne Infanta Doña Elena de Borbón y Grecia, no me parece razón suficiente para ello. Don Jaime tiene múltiples virtudes que le hacen merecedor por sí mismo de notiriedad social y cultural (no sé cuáles son, pero me apetecía escribir una frase vacua).

¡Pobre Marichalar! ¡Hasta el título nobiliario le han retirado! ¿Qué hará Lugo sin su querido duque? ¿Qué será de los desfiles de moda sin la notable presencia de Don Jaime? Supongo que podrá seguir acudiendo a esos eventos relacionados con la moda ¿pero le harán el caso que le hacían antes? ¡Qué interesada es la gente! Antes era adulado por donde quiera que fuese y ahora se le puede ver paseando por la “milla de oro” cabizbajo y meditabundo sin que nadie se acerque para pedirle un autógrafo o para posar con él para una foto.

La terrible situación de Don Jaime me ha movido a solicitar desde este blog (masivamente leído) la adhesión de todos vosotros a la Plataforma de Apoyo a Marichalar (P.A.M.). A los quince primeros afiliados se les regalará una foto de mi calva y otra de Marichalar con pantalones de Cachemir (esta táctica comercial la he copiado de Ramiro López, el simpático vendedor radiofónico y director general de Publipunto-Intershopping).

Espero la llegada masiva de vuestras muestras de solidaridad.