domingo, 1 de febrero de 2015

Simples verdades y absurdas mentiras


Ayer, como otros muchos días en Madrid, hubo una manifestación. Esta fue convocada, o eso creo, por Podemos, el partido de moda desde hace bastantes meses. Acudió mucha gente, incluso muchísima. Hay un magnífico blog llamado El manifestómetro en el que unas abnegadas personas se dedican a acudir a diversos eventos masivos para identificar los límites de la zona que se llena de gente y luego, con ayuda de Google Maps, hacer una medición del área de la zona "habitable" y calcular la cantidad de gente que cabe en ella a razón de una, dos, tres o cuatro por metro cuadrado. De este modo se obtiene un mínimo (una persona por metro cuadrado) y un máximo (cuatro por metro cuadrado) de asistentes en un momento dado. La cantidad real estará entre medias del mínimo y el máximo, pero nunca será menor de lo primero ni mayor de lo segundo, salvo que haya habido un gran flujo de gente llegando y marchándose, renovándose el grupo cada poco tiempo.
Es una medición sencilla pero bastante adecuada para dar una idea correcta del nivel de asistencia a este tipo de actos. Es algo tan fácil de hacer que uno se pregunta cómo es posible que las autoridades y los organizadores no sean capaces de llevarlo a cabo. Es más, ya que parecen incapaces de dar una cifra sensata, no entiendo por qué no se remiten a estos voluntariosos operarios de El manifestómetro para dar los datos que ellos, de modo totalmente gratuito, publican en su web.
¿Cómo es posible que en los noticieros se digan cosas como: "los datos de asistencia varían entre 50.000 y 200.000 asistentes según la fuente consultada"?
¿Pero qué mierda de fuentes son esas? o ambos mienten como bellacos, o hay uno que lo hace con descaro. Pero la realidad es que ahora el que crea a cualquiera de las fuentes cuyos datos se desvíen en exceso de los que nos da la gente de blogs como el que he mencionado antes, lo hará porque quiera engañarse a sí mismo.
Podría ser que ese blog también mienta, pero viendo los datos de decenas de manifestaciones de todo signo y tendencia que han publicado, dudo que tengan interés alguno en manipularlos. Lo que sí veo es que las autoridades y los organizadores siempre suelen pasarse al alza en sus estimaciones. Sí, incluso los que parecen interesados en hacer ver que fue poca gente, dan datos más abultados que los reales.
A poco que se piense y se hagan unos cálculos, se puede comprender que concentraciones de más de 200.000 personas son prácticamente imposibles de conseguir, por espacio en las zonas ocupadas y por capacidad en los transportes públicos. Pero a la gente le mola pensar que es posible y, no solo eso, que es absolutamente cierto.
Ayer, un comentarista de la entrada de la marcha del cambio, que, además, había estado en la manifestación, decía con total soltura que el que había hecho los cálculos indicando que el máximo por metro cuadrado era de cuatro personas, no sabía lo que decía, que él estuvo en Sol y allí había no menos de ocho personas por metro cuadrado. ¿Sabrá ese caballero lo que es un metro cuadrado? ¿o será una de esas personas que confunden la verdad con lo que ellos quieren que ocurra?
¿Acaso son pocas 113.000 personas? A mí me parece impresionante que se pueda reunir a tanta gente en el centro de Madrid. ¿Por qué hay quien necesita exagerar los datos reales de un modo tan absurdo?
Si alguien me miente en lo que es fácilmente comprobable ¿cómo pretende que le crea en cosas más discutibles?
¿Por qué nos empeñamos en llamar mentirosos a los demás (sobre todo políticos de tendencias ajenas a la nuestra, si nosotros mismos nos engañamos con chorradas de este estilo?
¿Cómo no nos van a engañar otros si somos los primeros en engañarnos a nosotros mismos?
Digan lo que digan (como canta Raphael), la manifa de ayer tuvo un éxito incontestable, me guste o no me guste lo que pregonen sus convocantes. Y no hacen falta millones de personas en la calle para verlo así. La verdad, aunque no sea tan impresionante, es más eficaz que la mentira desbocada y estúpida.
P.D.- No me gustan las manifestaciones porque, en la masa, se pierde un poco lar cordura y nos limitamos a repetir letanías más o menos tontas, pero no me parece mal que, quien así lo desee, lo haga. En cualquier caso, no entiendo que en una manifestación como la de ayer, que se supone que está llena de gente que quiere lo mejor para los españoles, hubiese más banderas griegas que españolas, y lo dice alguien que desprecia cualquier tipo de nacionalismo y que piensa que la nacionalidad de cada uno no es otra cosa que una lotería que nos ha tocado (unas veces buena y otras veces mala).