Ha comenzado Julio y no puedo permitir que este mes veraniego quede huérfano de mis divagaciones.
El mes pasado, mientras andaba por los Picos de Europa dejando rastros de mi sudor y de las suelas de mis botas por aquellos abruptos parajes, nos sorprendió una terrible noticia: Michalel Jackson había muerto. Mi compañero de fatigas y yo nos enteramos tarde de tan triste noticia. De haberlo sabido antes, nos hubiésemos detenido en nuestra ruta para dedicarle un minuto de silencio. También, a modo de homenaje, habríamos hecho la ruta del Cares caminando hacia atrás haciendo el “moon walk”, ese paso de baile que popularizó nuestro ídolo.
¡Qué grande fue Jacko (¿quién le puso ese sobrenombre?)! Fue la única persona a la que en los años noventa se le permitía llevar calcetines blancos y tocarse ostentosamente el escroto en sus actuaciones o donde le viniese en gana.
¿Quién será ahora el beneficiario de lo que se gane con las ventas que se hagan de los recopilatorios que se editen a partir de ahora ¿Su familia? ¿Diana Ross? ¿Tal vez Elizabeth Taylor?
¿Por qué se venden más discos cuando muere un cantante que cuando vive? Y lo pregunto yo que me hice fan de los Beatles cuando John Lennon fue asesinado. Supongo que la cosa tiene mucho que ver con todo lo que se habla en los medios de comunicación sobre el fenecido. La excesiva información con la que nos golpetean a diario es una excelente publicidad (gratuita). No en vano en las épocas de “alarma social” por la gripe aviar, la gripe A, la huelga de camioneros y cualquier otra cosa, la gente corre a comprar todo lo relacionado con esas alarmantes cosas (vacunas, antivirales, mascarillas, alimentos, etc.), así que cuando muere un astro de la música, también hay que correr a comprar sus discos (o a descargarlos de Internet). ¡Qué fácil es sensibilizar a las grandes masas!
Como curiosidad aquí tenéis a Jacko cantando en español.
El rey del pop ha desaparecido y nuestro amigo Kashuma ha reaparecido. Lo conté en un comentario al anterior “post”, pero lo vuelvo a decir aquí para darle al hecho la importancia que tiene. Un nuevo damnificado se hizo “amigo” de nuestro timador en La Coruña, así que el que vaya por allá de vacaciones que esté alerta. Al parecer ahora lleva una gorra negra del grupo “Epitaph” (creo que es una firma discográfica de música punk, hard-core y cosas de esas). A ver si alguien lo ve y le puede sacar una foto para dedicarle un post en exclusiva (otro más).
Y, ya para terminar, me gustaría hablar del estrés vacacional. ¿Alguno de los tres o cuatro lectores de este blog ha experimentado esa tensión que provoca la preparación de un viaje para “relajarse” durante las vacaciones? ¿Se disfrutan plenamente esos viajes o hay parte de sufrimiento y aburrimiento en ellos? ¿Se viaja por placer o por obligación? ¿Mola mazo pasarse quince o veinte días en una casita en la playa? ¿Mola más irse a algún país extranjero a estar de la ceca a la meca sin parar? ¿Alguien recuerda unas vacaciones verdaderamente gozosas?
No sé para qué hago tantas preguntas, seguro que al final las tengo que responder yo mismo porque todos estáis de vacaciones. Si así fuera, que lo paséis bien.
5 comentarios:
"Tríler" es uno de los mejores "álguns" de pop de todos los tiempos..
Para mi las vacaciones ideales son aquellas en las que puedo entrar en mi WC cuando me venga en gana... Me refiero a mi WC, de mi casa, de mi Madrid, de mi España y de mi planeta Tierra, que como ese solo hay uno: el mio.
Lo demás, me causa un irremediable estrés biorrítmico que altera todas y cada una de mis constantes vitales.
Vendita crisis.. este año al pueblo, donde tengo una réplica exacta de mi WC de casa, de mi Madrid, de mi España y de mi planeta Tierra.
Eso del retrete me parece de lo más interesante, Carlos. Yo soy menos exigente y soy capaz de gozar con muchos otros “excusados” dispersos por el mundo. No me negarás que es un gustazo utilizar los de los hoteles y hostales que están bien cuidados (no hace falta que sean de alto copete). Es cierto que en el WC propio uno se siente más en sintonía con el entorno. El papel higiénico está en el sitio acostumbrado (el rollo de emergencia también), la escobilla no ha sido tocada por manos extrañas. Eso le da a uno una tranquilidad especial que permite gozar mucho más de los ratos que allí se pasan y, de este modo, poder meditar con más intensidad y provecho.
Ni hablar... amigo Galáctico. Me temo que, además de Michael Jackson, todos tenemos nuestro punto de excentricidad paranoica.
No llego al punto de no viajar para no encontrarme con otros entornos, pero si que echo de menos enfermizamente los míos.
Supongo que porque no tengo la pasta que tienen los que se permiten ser excéntricos, que si no... como el que más, mira tú.
De lo del minuto de silencio, también ni hablar. Bastante tuve que estar en silencio para que mis amigotes y amigotas, de la época dorada de "Jacko", pudieran escucharlo con atención.
Lo dicho, al pueblo. Con mi réplica de WC y sin canciones de MJ. Allí solo se escucha "Paquito el chocolatero" y "El tractor amarillo". Hombre ya...
Saludetes.
Pues sí, preparar las vacaciones, más bien las maletas, sí que causa estrés. Sobre todo si tienes que preparar lo de toda la familia. Es decir, marido e hijos. Y cuando son bebés, ya nI os cuento: biberones, sillita de paseo, orinal, cunita...Casi se necesita un remolque para llevar tanta cosa.
Si vas a casas familiares con "réplicas" de tus cosas, pues bien, pero si vas a hoteles u otros sitios...Yo lo que echo de menos es mi almohada. En menor grado, mi colchón. Y el silencio de mi casa. Y es que no sabes lo que te puedes encontrar por ahí. Sobre todo en sitios muy turísticos con juergas y trasnochadores.
Ahora que está muerto se le va a perdonar todo a Michael. Yo no sé si sería pederasta o no. Pero rarito...lo fue un rato. Esa cría tan maja, su hija Paris Michael (vaya gana de repetir su nombre en los tres niños) Catherine, es una santa. Porque decir que su padre era el mejor padre del mundo después de que los haya llevado recubiertos con trapos y antifaces hasta hace bien poco...Eso sí que es amor.
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