miércoles, 18 de noviembre de 2009

La maldición del "reworking"

Esta mañana mi compañera Jenny (la protagonista de la aventura del enano gruñón) y yo hemos protagonizado una escena del más puro paripé profesional.

La cosa consistía en que Jenny tenía que revisar unos documentos y diagramas creados por mi mano maestra. La revisión serviría para detectar los fallos que pudiese haber (mínimos, por supuesto).

Con esta nueva tarea de revisión por parte de alguien ajeno al proyecto, se trata de evitar algo que han decidido llamar “reworking”, que no es más que eso que se suele hacer para refinar las cosas: Primero se diseña algo, luego se construye, más tarde se prueba y, si se detecta algún error o algo que puede mejorarse, se rediseña y se reconstruye. Y así tantas veces como se necesite hasta conseguir algo decente o que se canse el pobre diablo que lleva esperando meses a que se le entregue un “deliverable” (las palabras inglesas se usan mucho cuando se hace el paripé).

Al proscribir el “reworking” se pretende que lo que se diseña sea perfecto y no requiera modificación alguna. Obviamente esta tontería sólo puede habérsele ocurrido a alguien que en su vida a hecho algo más complejo que la “o” con un canuto.

Si Jenny hubiese revisado en soledad lo que yo he creado, habría podido detectar errores gramaticales o algún fallo garrafal en las cosas más técnicas, pero le habría sido complicado (como me habría pasado a mí en similar situación) detectar problemas menos superficiales a no ser que volviese a hacer el trabajo que ya hice yo (leer los requisitos y pensar cómo llevar a cabo la solución).

Tras comentar la memez impuesta, mi admirada compañera y yo hemos decidido ejecutarla pero, eso sí, con ciertas variaciones que expongo a continuación:

1-Yo explicaría a Jenny lo que había hecho en lugar de dejarla sola ante tal marabunta de soporíferos documentos.
2-Jenny atendería con interés a mis sabias explicaciones y diría que todo está muy bien y que es muy bonito.
3-El proceso explicativo se aderezaría con continuos comentarios hilarantes y con cotilleos variados.

Con este plan alternativo hemos conseguido culminar con éxito y risas la revisión de mi profesional trabajo y, además, hemos detectado tres erratillas (poca cosa, ya sabéis que casi nunca yerro).

Tan bien ha salido la cosa que he nombrado a Jenny Supervisora General del Departamento Anti-Reworking. Ahora sólo falta hacerle una placa para que la exhiba con orgullo en su mesa y conseguir que se oficialicen los tres puntos extra que hemos añadido a la necia tarea de supervisión.

8 comentarios:

Jajaja dijo...

A mí esto del "revisioning" (he notado que falta un palabro inglés apropiado para esta "aztividad") me parece una cosa muy sensata. Como dice el refrán: "Cuatro ojos ven más que dos". Lo que pasa es que para hacer un "revisioning" adecuado, digo yo que el "Revisioner Manager" (hoy estoy sembrado) debería conocer en primer lugar los requisitos del cliente. Si estos requisitos los conoce a través del análisis que ha realizado el técnico, mal vamos, porque todos los errores de interpretación que ha cometido este, se los va a comer con patatas. Y, por mi "esperiencia", ahí es donde se cometen la mayor parte de los errores en un proyecto informático, en el diálogo de besugos entre técnico y cliente. Y eso por no hablar de la cadena cliente-comercial-técnico.

Dr. Flatulencias dijo...

Pues yo creo que todos esos procesos no tienen porqué estar ¿pensados? por gente que no ha hecho una o con un canuto, es posible que antes de llegar a ser líderes hayan sido gente realmente válida. El problema es que cuando llega 'arriba' se le olvida muy rápido todo lo que incluso ellos criticaban cuando estaban abajo.
El hacer un procedimiento tan absurdo como el que ha descrito Meteorismo, que básicamente consiste en hacer un 'reworking' para evitar el 'reworking', es decir hacer un 'rerreworking'. Es algo tan absurdo como cuando nuestros políticos crean comisiones de investigación para investigar cómo se gasta el dinero en las comisiones de investigación.

Jajaja, el problema muchas veces no es la falta de comunicación entre el técnico y el cliente, sino que el cliente no sabe qué quiere y el técnico no sabe cómo hacerlo.

Anónimo dijo...

De todo esto, quien más sabe es nuestro ex-líder "Yei Yei", maestro del paripé y zar de las apariencias..

Anónimo dijo...

Soy Yei Yei, no toleraré que se siga utilizando mi nombre en este lerdísimo blog sin mi consentimiento.
"Esijo" que cuando vayáis a hablar de mí me lo comuniquéis "en el azto".Probablemente no os conteste, porque suelo estar liadísimo..Soy capaz de estar en dos sitios a la vez y en ninguno, como bien sabe Meteorismo Galáctico..
¡VIVA EL PARIPÉ!,
¡VIVA JAIME MOREY!,
¡VIVA PITITA RIDRUEJO!

Zarzamora dijo...

Pero, en este mundo en que pagan una mierda y el resto es "por objetivos", ¿os van a pagar más a Jenni y a ti por haber cumplido con éxito un objetivo?.
Propongo, ya que hoy se mencionaban muchos "palabros pseudoempresariales", abrir una lista de nombres y apellidos raros con los que os hayáis topado, que ahora, con los inmigrantes, tenemos un filón.Ufff, ¿me acusarán de racista?. Lo digo porque es más divertido que los tecnicismos ingleses.

jfreyba dijo...

Utilidad del reworking:
- Yo leo tu post, y te comento: has escrito, en el primer párrafo, "tenía que revisar unos documentos y diagramas que creados por mi mano maestra". Sobra el "que" o falta un "fueron creados" después del "que".
Has utilizado, en el cuarto párrafo, el verbo "proscribir", que significa "prohibir", cuando creo que querías decir "prescribir", de significado contrario.
- Tú me dices: "¡Cuatro ojos ven más que dos!"
- Y, después, lo cambias para que quede bonito y aderezado.
- Y, así, hemos reworkingeado, lo cual, en lenguaje "Barrio Sésamo", se llamaba "cooperar". ¡Mola!

Meteorismo galáctico dijo...

Amigo Jfreiba:

Es cierto que sobraba ese “que”, así que ya lo he eliminado. En cuanto a la falta de oportunidad de la palabra “proscribir”, creo que te has columpiado (veo que no has entendido casi nada ¡qué desastre!). El “reworking”, como actividad que consiste en corregir lo que no era perfecto, se ha proscrito, está mal visto, genera puntos negativos. Pero, como sabiamente apunta el Doctor Flatulencias, para acabar con ese tipo de “reworking” se ha prescrito (ahora sí) el “revisioning”.

Para atender la propuesta de nuestra amiga Zarzamora de decir nombres raros que hayamos escuchado, comenzaré diciendo que yo conozco a un caballero que se apellida Rufilanchas (es un tipo simpático). Y ahora me voy a duchar, que estoy sudoroso y pestilente tras mi carrerita vespertina.

Zarzamora dijo...

¿Rufilanchas? ¿Significa algo?
De primera mano, yo he visto a personas que se llamaban:
Santiago Quo Vadis
Marlon Brando (nombre compuesto)
Mileidi (nombre)
Maickel (sorpresa, nacido en Galicia)
Olmo (un estudiante de instituto)