sábado, 7 de febrero de 2009

El panecillo de la vergüenza

Esto de la crisis nos sirve a algunos para justificar acciones tan vergonzosas como la que hoy voy a relataros y de la que soy protagonista (¡Cómo no!).

Cada día acudo gozoso a saciar mi hambre al restaurante que hay en el sótano de mi amado lugar de trabajo. Es un restaurante autoservicio de esos en los que coges la bandeja, las servilletas, los cubiertos, el pan, la bebida y, finalmente, la comida. El precio del menú básico es de 6,5 euros y, como soy una persona sin grandes ambiciones gastronómicas, me acojo siempre a esa modalidad.

Las raciones que sirven no son excesivas pero he de reconocer que prefiero pagar seis euros y medio y dejar el plato limpio que pagar diez y no poder acabar con tanta comida.

Explicaré que cuando bajo a comer a las tres de la tarde y veo que aún quedan unos panecillos redondos y deliciosos (no siempre quedan a esas horas), cojo dos y me voy comiendo uno mientras hago la ronda para coger el resto de la comida.

Según las normas del establecimiento, cualquier extra que se añada al menú se cobrará según el precio estipulado. Así, si en lugar de una mandarina coges dos, o si, como en mi caso, coges dos panes, pagas 30 céntimos más. Como el panecillo es tan pequeño, yo acallaba mi estricta conciencia diciéndome que una barrita de pan es casi tan grande como mis dos mis panecillos juntos (mentira cochina, la barra es más larga pero también más estrecha). No obstante, como sabía que mi justificación no era compartida por la gerencia del establecimiento, procuraba que no quedase nada del pan extra antes de llegar a la caja para evitar pagar los 30 céntimos extras. Para ello me detenía en la zona del postre y, mientras hacía el paripé preparando el dinero para pagar, devoraba a toda velocidad lo que quedase del pan que, con gran ostentación había ido mordisqueando por todo el recinto.

Así he estado varios meses. De vez en cuando me cobraban los treinta céntimos extras sin decirme nada (incluso lo hicieron alguna vez que no había delinquido), pero yo no decía nada a pesar de que tampoco sabía por qué lo hacían. Pensaba que, tal vez, al ver las migajas en la bandeja, sospechaban de mi delito y optaban por declararme culpable e ignorar mi derecho a la presunción de inocencia. En cualquier caso, el saldo neto siempre me era favorable porque me comía muchos más panes de los que me cobraban.

Sirva todo lo anterior para conocer la situación y vayamos ahora al desenlace final de todo esto. Resulta que la semana pasada, al pasar por caja con el panecillo de turno en mi panza y con el otro en la bandeja, la cajera, que es muy simpática y vivaracha, me preguntó con naturalidad: “¿Te has comido ya un panecillo?”. A lo que yo respondí con idéntica alegría: “Sí, cóbramelo, por favor. Tenia tanta hambre que lo he devorado por el camino”. Siguió ella diciendo: “Es que anda la jefa por ahí vigilando y no se le pasa una”. En ese momento me alegré de no haber chistado en ninguna de las ocasiones que me cobraron 30 céntimos de más. Si lo hubiese hecho habría sido pública y justamente escarnecido.

Ahora que soy consciente de que mis tropelías para comer más y pagar menos han sido descubiertas, tendré que seguir cogiendo dos panes durante un tiempo pero, para mostrar mi buena fe, tendré que dejar un trocito mordisqueado en la bandeja para que la cajera pueda cobrarlo sin necesidad de que se lo sople la jefa que anda al acecho. Dentro de unas semanas comenzaré a coger un solo pan y a justificarme ante la cajera (aunque no me pregunte) diciendo que estoy a dieta y que he dejado de abusar del pan.

Pensándolo bien, creo que la etiqueta de ladrón (más bien de ladronzuelo), ya no me la quita nadie, así que ¿para qué hacer planes para disimular lo evidente? Me limitaré a dejar de birlar panes y volveré a ser la persona recta y seria que tanta gente cree que soy. Sólo así podré llegar algún día a presidir un día el Gobierno de España.

11 comentarios:

Carlos García R. dijo...

Ayyy... Galáctico.
Que bajo has caído, y todo por un panecillo.
Ya que delinques, hazlo por algo más honorable: un buen plato de macarrones, la paella de los jueves, una soberbia ensalada mixta...

¿Qué opinaría tu amigo Kashuma de tu falta de imaginación para defraudar a un pobre e indefenso restaurante?

Ánimo...

Anónimo dijo...

Estas aventurillas sí que son divertidas. Yo he hecho algo similar. En unas vacaciones, el hotel tenía desayuno tipo buffet. Me compré un bolso adecuado para las circunstancias y, con soltura y sin intentar esconderme, preparaba bocadillitos para toda la familia,los guardaba en mi amplio bolso y,luego, los comíamos a mediodía. Las otras opciones eran hacer colas a mediodía para comprar pizzas, hamburguesas o casi idénticos bocadillos en los restaurantes de comida rápida del recinto de vacaciones.
No tengo remordimientos porque a diferencia de otros comensales que dejaban sus platos llenos de bollos enteros, mermeladas a medio consumir y cereales intactos, nosotros dejábamos todos los platos limpios. Lo que cogíamos, lo comíamos, pero en el horario que nos convenía.

jfreyba dijo...

Eres un Carpanta.
No obstante, puedes acogerte a la figura del "hurto famélico", que está exculpado en nuestro Código Penal.
Así empezó Jean Valjean, en "Los Miserables", y acabó siendo una excelente persona.
¡Qué romántico es eso de robar un pedazo de pan!

Jajaja dijo...

No sufras, Obama confesó que había caído alguna vez más de un porrito y ahí le tienes. En cambio, a Phelps (ese que nada, lo aclaro porque no recuerdo como se escribe) mira la que le han montado. Vamos que a lo que sí puedes dedicarte es a la política, pero como intentes llevar tu afición maratoniana a nivel "pofesional" los dichosos panecillos pueden darte algún disgusto con los patrocinadores.

Kupe Karras dijo...

Querido Meteorismo, yo creo que el siguiente paso para lograr que te perdonen por hurto tal es que les lleves una hogaza de pan.

Les explicas en plan buen rollista que les vienes a devolver el pan con interes, y que te gustaria pensar que tu humilde barra de pan sea usada para unos bocadillos de chorizo Pamplona para esa plantilla de trabajadadores ejemplar que respetan tanto al jefazo que han parado los pies del conocidido, por todos en los establecimientos locales, como "Tony Panero".

Meteorismo galáctico dijo...

Pues sí, Carlos, Kashuma estaría avergonzado de ver lo poco que he aprendido en estos años que han pasado tras su brillante timo a mi persona, perfeccionado día a día y ejecutado con mayor eficacia, si cabe, en muchos incautos más. Está claro que no sé delinquir (de momento).

Lo de “Tony Panero” me parece un sobrenombre excelente, Kupe. Me tienta la idea de cambiar de sobrenombre bloguero, no en vano las ocurrencias de “Tony Panero” en Google ascienden a un total de 1.060.000 y las de Meteorismo Galáctico a unas ridículas 415. Lo que me echa para atrás es que la primera web en la que aparece ese nombre se llama sexolocuras.com y en la segunda se habla de una bonita relación (laboral) entre Tony Panero y Nacho Vidal. Definitivamente creo que no doy la talla para ese personaje.

Anónimo dijo...

Que humillación Pater, que humillación. Por unos míseros 0,30 céntimos al día que multiplicados por veinte menús mensuales hacen un total de 6 leuros. O lo que es lo mismo UN TALEGO al mes que es donde deberías de estar por incumplir el sexto mandamiento pecadoooor. Que osadía. ¿Que diría nuestro amigo del America donde comíamos esos frijoles con arroz si se enterara de tus hurtos? Te voy a dar por el gujerito galáctico. Peligroso esto Pater peligroso.

Y por favor no me ningunees el apellido Manero. Ese que he perdido en la Pérfida pero del que me siento orgulloso.

ZPtns pixit

Meteorismo galáctico dijo...

Estimado y añorado amigo Zptns:

Antes de nada asumiré mi culpa por haber robado y pensaré cómo devolver lo sustraído para que nadie vea afectada su economía por mi mala acción.

Hecho este público acto de contrición, me veo en la obligación de corregir tus ya escasos conocimientos religiosos. Ya se va notando el largo tiempo que llevas alejado de mí, tu fuente de sabiduría espiritual. El sexto mandamiento es el relativo a la prohibición de cometer actos impuros o, para que lo entiendas, “guarreridas sesuales”. El mandamiento al que pretendías referirte es el séptimo, que es el referido a lo inapropiado de robar.

Como no me gusta engañar a nadie, por lo menos desde que he dejado de robar panecillos, diré que he tenido que buscar los mandamientos en la Wikipedia porque no recordaba bien el orden de los mismos (los años no pasan en balde).

Aquí dejo mi comentario de hoy. Saluda a tu santa esposa de mi parte, amigo Zptns, e ínstale a participar en este absurdo blog (puede hacerlo en inglés o en arameo, que aquí se permite todo).

Anónimo dijo...

creo q por esto no te van a condenar, y de igual manera vas a ir al cielo :)))

ahi tienes a los politicos, y no pasa nada..andan tan tranquilos por la calle, robando todos los dias ... y alguno llega hasta presidente y todo!

Brave

Anónimo dijo...

Pues por que se que Dios está en todas partes y si miraba en la wiki se daría cuenta que la última vez que leí el catecismo fue en 1971. Ayer usando mis deditos, enumeré los mandamientos y me comí uno. Debió de ser el de ir a misa los Domingos por la mañana...

Le daré recuerdos a mi señora de tu parte mi muy querido galáctico.

ZPtns

Fabián dijo...

Me he reído mucho con este relato. ¡Que grande eres Torpedo!