sábado, 6 de septiembre de 2008

Curiosidad y morbo

Esta mañana, mientras me afeitaba el cráneo, estaba escuchando el programa de Isabel Gemio en Onda Cero, Te doy mi palabra, y debatían sobre si era bueno que los medios de comunicación mostrasen imágenes desagradables de catástrofes (atentados, guerras, hambrunas, terremotos, etc.). Obviamente no se ha llegado a ningún consenso porque las cosas no son tan sencillas como para catalogarlas en buenas y malas con total nitidez.

Hay quien dice que es bueno mostrar ciertas cosas para que nos enteremos de verdad de la gravedad de ciertas cosas, otros dicen que no es necesario mostrar tan descarnadamente cosas que ya sabemos que son así. Supongo que habrá quien muestre cadáveres destrozados, niños que sólo tienen pellejo sobre sus huesos o personas heridas cubiertas de sangre para hacernos pensar sobre la gravedad de ciertos acontecimientos, pero también pienso que estas imágenes se utilizan para atraer a las personas que, como yo, sentimos curiosidad por ver lo que no vemos habitualmente, por suerte, al salir a la calle.

Es demasiado fácil atraer la curiosidad de la gente con cosas de este tipo. Reconozco que no es ninguna virtud el ser tan cotilla y que, probablemente, no aporta nada bueno desviar la mirada a cada cosa extraña que se presenta ante nuestros ojos. Esa curiosidad puede ser muy peligrosa, por ejemplo, en los accidentes de carretera. A saber cuántos accidentes han sido provocados por el hecho de desviar la mirada para curiosear al ver otro accidente en el carril contrario.

Es cierto que en los medios de comunicación se aprovechan muy bien de la naturaleza curiosona de muchos de nosotros para atraernos con esas imágenes o historias truculentas. El problema que veo a esto es el del dolor que se puede causar a las personas implicadas en los sucesos en los que tanto se regodean los informadores (problema que no es pequeño), y tal vez sea eso lo que debería servir para poner un límite a este tipo de informaciones. Lo que no tengo claro es cómo se puede poner ese límite ¿En tiempo dedicado a la información? ¿En nitidez de las imágenes mostradas? ¿Deberían prohibirse esas imágenes? No lo sé.

Sea como fuere, cuando oigo a algunas personas hablar sobre estos temas y decir que en cuanto ven en la tele alguna imagen truculenta, cambian de canal, no sé si creerles o si pensar que lo dicen para quedar bien ante el foro para el que hablan. Yo, si estoy acompañado, es probable que, por respeto a quienes me acompañan o por miedo a que piensen que soy un degenerado, cambiase de canal para que no se hiriesen sensibilidades o para mantener intacta mi fama de hombre decente, pero si estoy yo solo frente a la televisión, os garantizo que mi dedo se alejaría del botón de “zapeo” en cuanto me avisasen de que en breves instantes se mostrarían imágenes duras.

Hace bastantes años había un programa del Doctor Beltrán (creo que así se llama el insigne médico) en el que se mostraban vídeos de operaciones quirúrgicas. Lo ponían a horas tan intempestivas que sólo vi uno de ellos (una operación en la que cortaban la piel del paciente a la altura del cuello y le levantaban la “careta” para hacer algo en la garganta), recuerdo que estuve revolviéndome en el sofá todo el rato, pero mi curiosidad pudo más que mi repugnancia, y pude ver todo el vídeo sin desmayarme. ¿Soy un degenerado por esto? A lo mejor sí, así que espero vuestros comentarios insultantes si creéis que los merezco.

8 comentarios:

Kupe Karras dijo...

Querido Meteorismo, menuda alegría me has dado al saber que tú también veías al Dr Beltrán, tanto mi hermano, mi madre y yo nos sentábamos a esas horas de la madrugada para ver operaciones de toda índole. Mi madre ni pestañeaba porque siempre quiso ser emfermera, mientras mi hermano y yo seguíamos mirando entre arcadas a medias y un pavor sublime.

Cuando estaba en la universidad, tuve la gran suerte de ver un programa en directo donde se iba a realizar una autopsia por el afamado profesor Van Hagens.

http://www.koerperwelten.de/en.html

Era la primera autopsia pública en 170 años, y encima televisada. El morbo estaba servido pero sus explicaciones anatómicas mezcladas con el sonido seco de la apertura de la capacidad torácica con unas tenazas lo hizo interesantísimo.

Yo abogo para que se muestren las cosas, pero cuando sirven didácticamente o para que nos enteremos de una buena vez que el mundo es violentísimo.

En la época medieval familias enteras iban a ver las ejecuciones como el que va al a ver al Fofó y al Miliki, y ahora andamos ñoñeando en cuanto vemos un bisturí.

Meteorismo galáctico dijo...

Estimada Kupe:

Siempre es agradable saber que uno no es el más raro del mundo. Me encanta contar con la solidaridad “mórbida” de ese simpático trío compuesto por tu madre, tu hermano y tú misma. ¡VIVA EL DOCTOR BELTRÁN!

Tengo que reconocer que, a pesar de que me hubiese gustado ver todos sus programas, sólo pude ver un trozo de uno de ellos. Lo de compartir casa con un montón de hermanos complica mucho la tarea de ver la televisión a ciertas horas.

Al acceder a la web que has indicado en tu comentario y encontrarme con el Plastinarium, me he emocionado nuevamente. ¡Qué gran trabajo el del profesor Van Hagens! También ha recibido muchas críticas por su exposición. En Madrid la han montado, pero yo, que soy muy vago, no he ido a verla. La verdad es que no sé si los cadáveres con los que ha hecho tan impresionantes cosas fueron cedidos (o vendidos) voluntariamente o si los ha obtenido de maneras ilegítimas, pero el caso es que el resultado de lo que ha hecho con ellos es impresionante y muy instructivo.

A mí me parece impensable que, ante una de esas estatuas plastificadas de un cuerpo humano o animal en el que se ven músculos, nervios o vísceras perfectas, haya gente que prefiera dejar de mirar en lugar de satisfacer la curiosidad de ver cómo somos realmente por dentro. No entiendo esa falta de curiosidad salvo que uno sea muy sensible y le dé por vomitar ante la visión de tales cosas.

A seguir bien, Kupe.

Jajaja dijo...

A mí estás cosas de la sangre y las visceras no me atraen demasiado. Tampoco es que me molesten pero no perdería ni un minuto de sueño por ver un "pograma" como el del Dr. Beltrán.

Lo malo de cosas como la cobertura del accidente de Barajas no es, en mi opinión, que muestren cadáveres y cuerpos carbonizados, sino la cantidad de tiempo que dedican a estos programas sin nada real de lo que informar. Así este tiempo lo tienen que pasar soltando rumores sin ningún fundamento y opiniones de gente que no tiene ni puñetera idea y que para lo único que sirven es para asustar a la gente. Eso sin hablar de las entrevistas a familiares: Prefiero mil veces ver cadáveres cabonizados que a un padre al que le preguntan como se siente al saber que su hijo ha muerto abrasado.

Meteorismo galáctico dijo...

Supongo que el dar vueltas y vueltas sobre el mismo tema, el accidente de Barajas o la catástrofe de moda, tiene su fundamento en la ausencia de otras cosas de las que hablar y porque, además, los “pidioristas” son “coscientes” de que estas cosas despiertan la curiosidad de la gente. Es cierto que andar haciéndose eco de rumores poco o nada fundamentados o lanzando teorías sobre las razones del accidente con la misma escasez de fundamento, no es algo digno de alabanza, pero, como bien dices, Jajaja, lo de andar poniendo el micrófono a los familiares de las víctimas para hacer preguntas estúpidas es lo más deplorable de todo. La curiosidad en este aspecto, por lo menos en mi caso, no existe porque puedo imaginarme con bastante exactitud cuáles son esos sentimientos por los que les preguntan, así que eso no despierta mi malsana tendencia al cotilleo.

Anónimo dijo...

Hola Meteorismo

La respuesta a tu pregunta es sencilla, depende.
En el programa del Dr. Beltrán se mostraba algo que puede resultar repugnante con un fin "pseudocientífico" y yo creo que sin mucho ánimo de amarillismo.
En los programas tipo "Podría estar pasando" se muestran imágenes que pueden resultar desagradables con el único fin de atraer público, poniendo la carne humana cocinada como único reclamo.
Dado que aunque la forma es parecida, el fondo es sustancialmente diferente.

La solución a esto es fácil. Sólo se muestran las imágenes de personas accidentadas si ellas o sus familiares dan su consentimiento, sinó a la cárcel con el pseudoperiodista que ha grabado y mostrado las imágenes.

Anónimo dijo...

Pues yo, como no veo apenas la tele, no debería decir nada, pero como soy un impertinente, lo diré:

El problema de este tipo de "exhibicionismos" es que alteran la finalidad de un informativo. Ya no se trata de informar, que es una tarea noble, sino de atraer a las personas por lo más bajo que tienen: la curiosidad, el morbo, el "gusto" por lo desagradable. Lo que se persigue es ganar audiencia a toda costa, más que aportar datos.

Cosa distinta es cuando las imágenes se exhiben con un fin científico, informativo o como una forma de despertar la conciencia social. Yo, por ejemplo, pondría mil veces por televisión imágenes de cómo se realiza un aborto, por desagradables que pudieran ser. Ojalá muchos se dieran cuenta, así, de la terrible carnicería que es eso que llaman "interrupción voluntaria del embarazo".

Saludos. :)

Anónimo dijo...

A mí el que me gustaba era el Padre Mundina, gracias a él ahora soy un cuidador de plantas de primera..

Ful dijo...

Hola Meteorismo, sí, sí, he estado perdido, no te he leído en meses, sí, sí,....lo sientooooooo.

Bueno, te paso un vídeo de youtube que te ayudará a entender el tema que propones:

http://www.youtube.com/watch?v=pcDFJjKf9DA&feature=related