miércoles, 8 de septiembre de 2010

Malos humos en el coche

Ya tenemos una nueva polémica a costa del tabaco. No diré que me parezca bien que las administraciones públicas se metan en la vida particular de la gente, pero en esto del tabaco hay gente que no se da cuenta de que su pasión privada (fumar) puede influir negativamente en la pasión privada de otros que tienen cerca (respirar).

Ya he dicho más de una vez que estoy agradecidísimo a la “injerencia” estatal en las vidas de tantos y tantos fumadores, todos educadísimos, que fumaban sin pudor en sus puestos de trabajo por la sencilla razón de que no había norma alguna que se lo impidiera (la educación la dejaban atrás después de decir “buenos días” cada mañana). Yo, como tantos otros, tenía que aguantar día a día que algunas personas encendiesen sus cigarros para poder trabajar relajadamente mientras los que había a su alrededor tenían que aguantarse sin rechistar (o rechistando ¡para lo que valía!).

Hoy en día puedo acudir al trabajo sabiendo que mi ropa no apestará al llegar a casa (salvo que me dé por sudar como un gorrino). Aún tengo problemas para encontrar un bar en el que esté prohibido fumar, pero puedo pasarme sin ir a esos lugares, así que no me quejaré. Sí diré, no obstante, que los que trabajan en bares, restaurantes y disco-pubs, parecen no tiner el mismo derecho que tengo yo a un ambiente laboral libre de humos. ¡Todo sea por respetar el derecho a echar humo que tienen esos pobres seres a los que se prohíbe echarlo durante sus horas lectivas!

Ahora van a prohibir en el País Vasco que se fume en los coches en los que haya menores. Ya hay gente escandalizada porque los gobiernos no hacen otra cosa que imponer normas sobre cómo debemos vivir. ¡Vaya sorpresa! ¿Para qué sirven los gobiernos si no? ¿Hacen algo que no sea dictar normas que afectan a nuestras vidas?

Seguramente haya gente que diga que los fumadores son suficientemente sensatos como para no fumar dentro del coche con sus hijos. Conozco a gente que, efectivamente, jamás haría eso, pero también conozco a otros que lo hacen sin pudor. El que no lo hace no tiene que temer la nueva norma, y el que lo hace es probable que siga haciéndolo a pesar de la norma, pero si se consigue que algún bobo deje de maltratar la salud de sus hijos por miedo a la multa, me parece buena cosa.

No sé si está penado gritar a un niño en público o darle una bofetada (probablemente sí). Tal vez esa prohibición no le parezca mal a nadie, pero cuando se ve a ciertos padres que acarrean a su prole a bares inundados de humo y que viajan en sus coches con la atmósfera cargada de putrefacción tabaquil, parece que nadie se escandaliza (yo sí).

Como siempre pasa, cada uno vemos mal lo que nos molesta y bien lo que nos satisface. Nos cuesta mucho aceptar que ciertas cosas que nos gustan puedan molestar o ser perjudiciales para otros. Por eso, desgraciadamente, a veces necesitamos que los gobernantes (que en muchas ocasiones son unos golfos y unos cretinos) dicten normas para salvaguardar los derechos de unos de ser pisoteados por otros (muchas veces sin malicia y sin darse cuenta, eso sí).

Está claro que hay muchas normas que entran en contradicción con otras: ¿para qué prohibir fumar si se sigue vendiendo tabaco?, ¿para qué vender coches de alta cilindrada si no se puede correr?, ¿para qué se recortan los sueldos de los funcionarios si luego se gasta dinero en chorradas inútiles?, etc.

Pero esas contradicciones no evitan que algunas de las cosas que se hacen tengan algo de sentido y realmente defiendan a quien debe ser defendido o, más bien, lo intenten, porque nadie está a salvo de nada por el hecho de que exista una ley que “garantice” sus derechos. Para eso están, o estamos, los delincuentes que nos encargamos de contravenir las normas cuando nos place.

7 comentarios:

corderella dijo...

Tengo un bar cerca de casa por el que paso todos los días y veo a madres con sus hijos pequeños (incluso en sillita) tomándose una cervecita o lo que les apetezca, y por supuesto un cigarrito. En la puerta un cartel de "se puede fumar", pero lo que no pone es que los menores no pueden entrar en esos lugares. A mí eso me chirría solo de verlo, pero la gente lo ve como algo normal, el tener al niño ahumándose lentamente. Luego tendrá bronquiolitis y habrá que hacerle vahos, ¡claro!, seguro que se lo ha cogido en la guardería.

Reconozcamos que somos un país de cazurros en el que está bien visto fumar, beber, tomar cañas y salir borracho perdido con el coche.

Meteorismo galáctico dijo...

Estimada Corderella:

El cazurrismo no es patrimonio de los españoles. La memez es una “virtud” inherente al ser humano (yo rezumo estupidez por mis cuatro costados). Hay cosas para las que preferimos estar ciegos. Lo de no asumir que el humo es malo para todo el mundo y, probablemente, peor para los que tienen los pulmones más pequeños (los niños) es un dato que avala la tesis de la ceguera. Lo de beber hasta pillar un pedal de órdago pensando que es algo totalmente normal e incluso divertido es otro dato que contribuye a constatar que somos muy tontos.

Necesitamos que alguien nos guíe, pero el problema es que los que lo hacen son tan tontos como el resto. Menos mal que, de vez en cuando, alguno tiene algún destello de lucidez (esto lo digo cuando hacen algo que a mí me parece bien, claro).

Zarzamora dijo...

Estoy de acuerdo al 100% con todo lo expuesto por Meteorismo. ¡Todavía recuerdo con horror celebraciones INFANTILES de cumpleaños (hace unos 10 años) en baretos o, incluso en el MC Donalds donde montones de padres de los niños congregados (de 3 a 5 años) fumaban desconsideradamente!. Con buen criterio mis hijos, tan pequeñitos, empezaron a declinar esas pestilentes invitaciones.
Han pasado 10 años y, pasito a pasito, vamos ganando derechos pero, no tengais duda, los que más favorecen el tabaco son los NO FUMADORES "COMPRENSIVOS". Para ellos, todo mi rechazo.

Meteorismo galáctico dijo...

Estimada Zarzamora:

Como me decía el otro día el Doctor Flatulencias, esporádico colaborador de este blog, no hace mucho que se creó eso que han llamado “fumadores pro la tolerancia”, pero se preguntaba por qué no crearon esa asociación en aquellos tiempos en los que los “educados” fumadores campaban a sus anchas por hospitales, colegios, ayuntamientos y, ¡lo peor de todo!, en el Congreso de los diputados. ¡Qué vergüenza! ¡Cómo podían mancillar de ese modo el sacrosanto templo de la democracia!

Parece que la tolerancia siempre tiene que ser ejercida por parte de los que no fuman. Los que echan humo, mientras no haya un cartel de “prohibido fumar”, pueden hacer lo que les plazca. Ahora hay que ser tolerantes con ellos, pero cuando se metían tres o cuatro personas a visitar a un enfermo en la habitación de un hospital y encendían sus cigarros para pasar un distendido rato de charla, nadie preguntaba nada, se sobreentendía que fumar tenía que ser tolerado por todos porque era algo que molaba mazo, era un detalle distinguido (y pestilente).

Ahora, gracias a Dios y a ZP y sus gobiernos (bastante deplorables en muchos aspectos), algunos hemos sido liberados del yugo humeante al que nos sometían otros.

¡VIVA ZP!

P.D.- Todo mi respeto para las dos o tres personas que conozco que, aún disfrutando con sus cigarritos, nunca fuman en lugares cerrados cuando hay personas a las que saben que molestan.

Anónimo dijo...

Esta nación de naciones es realmente "especial", aquí si cuando conduces no bebes "te se ríen"..¡viva el pedo!, ¡vivan los pedos!..

Mojarra dijo...

Llega el amanecer de los NO FUMADORES. Se acabaron los años de opresión desde que Cristóbal Colón tuvo la nefasta idea de traer el tabaco a Europa. Temblad fumadores...A partir de ahora "los vais a j..."

Anónimo dijo...

"Esijo" entres en mi blog y comentes mis dos últimos "pos"; el último especialmente te gustará..