El verano va terminando y es hora de escribir algo para
desentumecer mis dedos tecleando un rato. Yo no he hecho nada reseñable ni de
interés, pero nos han contado que en el mundo han pasado cosas que, según
parece, son importantes.
Hace unos días murió Emilio Botín, pero su sucesión se
tramitó en un ratillo, así que ese tema podemos dejarlo estar porque no ha
generado problemas. Eso sí, parece que lo del sistema dinástico no es algo
privativo de las monarquías. De hecho ocurre en muchas partes. La frutería de
abajo la regenta ahora el bisnieto del que la fundó. El bisabuelo se la legó a
su hijo, éste al suyo y, finalmente, llegó al actual propietario.
¿Os lo habéis creído? Pues es mentira porque Valdebernardo
no lleva tantos años existiendo, pero como lo he afirmado con rotundidad, la
mayoría de vosotros no sabe nada de este bonito barrio y, además, yo os parezco
digno de confianza (salvo a algún lector que, con bastante razón, me llamó
parásito), os he engañado con gran facilidad.
Hablando de mentiras, de modo misteriosome ha venido a la
cabeza la celebración de la Diada Catalana. ¿Qué tendrá que ver eso con las
mentiras? -diréis algunos- pues yo diría que mucho, porque en cuestiones
históricas es extremadamente fácil falsear las cosas. Hay documentación que avala
unas cosas y documentos que demuestran las contrarias, y cada cual se aferra a
aquello que le da la razón.
¡Nuevamente os he engañado! No tengo ni idea de historia y,
mucho menos, de si existen documentos que dicen una cosa y documentos que cuentan
la contraria, pero lo mejor es que en casi cualquier movimiento masivo basado
en legitimidades históricas, la mayoría de los seguidores no tienen ni idea de
cuál es la verdad sobre lo que se defiende. Se limitan a ser fans de sus
carismáticos líderes y les parece bien cualquier cosa que digan, por muy
absurda que sea. Da igual que hoy digan blanco y mañana negro, el apoyo se lo
darán igual (o se lo daremos, que yo tampoco me escapo de esta actitud tan
tontorrona).
Yo, como todos sabéis, soy fan de Belén Esteban, así que, cualquier
cosa que ella diga, la defenderé hasta las últimas consecuencias. Lo mismo pasa
con los fans de los líderes independentistas o de muchos otros. Les han contado
que ahora está todo fatal por culpa del latrocinio del malvado estado español
(no lo pongo en mayúscula para no ofender) y se lo han creído. Hay que
reconocer que algo de latrocinio (tal vez demasiado) sí que ha habido, y sigue
habiendo, por parte de ese estado maligno y opresor, pero me temo que tampoco
se han quedado mancos en el "estadito" que algunos quieren crear como
medio de llevar la felicidad a sus habitantes.
Hablan a todas horas de eso que se llama "identidad
catalana", pero lo cierto es que, en caso de celebrarse la dichosa
consulta, votarían los empadronados en Cataluña que, hasta donde yo sé, no
tienen por qué ser catalanes. Pero muchos catalanes que no residen allí no
podrán decir ni mu. No sé si buscar un
"piso patera" y empadronarme allí junto con doscientas personas más
de fuera de Cataluña para poder votar en la famosa consulta. Lo malo es que
creo que la mayoría de los que hiciesen eso, votarían sí a la independencia para
que dejen de dar el tostón, cosa que no me gustaría porque haríamos un flaco favor
a los muchos catalanes que quieren vivir tranquilos y con sus dirigentes
dedicados a resolver problemas de verdad en lugar de a crear otros que no
tienen sentido.
He llegado a ver algún debate, más bien intercambios orales
de tontunas, en los que una gallega afincada en Barcelona defendía la independencia
de Cataluña y un catalán de pura cepa reclamaba seguir siendo español. También
vi uno de estos días alguna foto de una mujer ataviada con el sayal musulmán
llevando de la mano a un niño con la bandera independentista. A la vista de
esta pluralidad social me gustaría saber en qué consiste la identidad catalana.
No defenderé yo uniformidades culturales. Me encanta debatir
con gente que piensa y hace cosas diferentes a mí. Incluso yo mismo, a veces,
pienso cosas diferentes según pasan los días.
Me parece una tontería (perdón si alguien se ofende) buscar
elementos de discordia para crear fronteras donde no las hay, pero me parece
aún más tonto querer poner una frontera en España y seguir integrados en
Europa. En fin, una contradicción de esas que confirman que los
independentistas son tan humanos y tontos como lo somos el resto de los
mortales.
Comprendo que un grupo de personas quiera dejar de
pertenecer a un estado como ese que, desgraciadamente, se ha hecho famoso este
verano: el estado islámico de Siria e Irak (aquí paso de poner mayúsculas por
razones obvias), pero no veo la utilidad de dejar de estar unidos a España o,
en el caso de Escocia, al Reino Unido. Bueno, tal vez sí haya alguien a quien
le sea de utilidad: a los fabricantes de artículos comerciales de esas
tontadas. He visto camisetas, zapatillas, relojes, calzoncillos, pantalones,
etc., decorados con la bandera independentista catalana.
Lo que más me sorprende es que la gente compre esas cosas.
Supongo que lo están pasando francamente mal por tener que arrastrar el yugo
español sobre sus cervices, así que es admirable que, lo poco que no les roba
España, lo usen para comprar esos artículos que, a falta de otra cosa más
profunda, sean una muestra externa de su identidad, por eso visten con orgullo una
camiseta y unos calzoncillos abanderados (no "Abanderado", que esos
los llevo yo).
Si el problema es que se gestiona mal la riqueza de España,
habrá que hacer algo (no sé qué) para gestionarla bien y sin saqueos, pero no
veo que las secesiones solucionen nada. ¿Hasta qué nivel sería legítimo el
"derecho a decidir"? ¿Hasta la comunidad de vecinos? ¿Hasta que cada
persona fuese independiente de las demás? ¡Hay demasiadas cosas que no aclaran
estos grandes intelectuales!
Se nos llena la boca de palabras bellas como solidaridad, redistribución
de riqueza, progreso... Pero al final, somos todos una panda de egoístas que
sólo miramos nuestro ombligo (el mío tiene pelotillas de algodón).
1 comentario:
Ya aburre tanta noticia catalana. Yo cambio de canal y de página del periódico. Saludos.
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