Han pasado más de dos meses desde mi última intervención, y lo único que ha ocurrido es que la crisis se ha agudizado (no sé si sigue habiendo calentamiento global o si hay alguna otra pandemia con la que entretenernos este año). Yo sigo sin notarla en mis carnes, pero cada vez hay más gente cercana que sí la está catando. Menos mal que ahora mismo está ZP reunido con un montón de grandes empresarios y, entre todos, van a resolver los problemas que nos acucian. Seguro que ahora estamos todos y todas más tranquilos y tranquilas.
¡Vaya camelo que es esto de la economía! (y tantas otras cosas). Yo, como todos sabéis, soy un ignorante senior (llevo siéndolo más de cuatro décadas), pero me doy cuenta de que si uno gasta más de lo que se ingresa, es porque alguien le ha dado un crédito y se supone que el crédito, como su nombre indica, se da porque se cree en la capacidad del deudor para devolver la deuda. Lo malo es que la gente y las entidades no hacen otra cosa que pedir un crédito para pagar otro así que ¿qué credibilidad pueden tener? ¿De dónde se puede sacar esa confianza de la que tanto se habla y que parece tan importante para convencer a los inversores de dejar su dinero en un sitio y no en otro? Yo no me fiaría ni un pelo de alguien que, teniendo deudas conmigo, me pide más dinero. Y me fiaría menos aún si, estando en esa situación deudora, viese como despilfarra ese dinero que realmente no es suyo (aunque me haya dicho que me lo devolverá).
Los lumbreras que andan hablando por aquí y por allá (como lo hago yo ahora mismo, que soy casi igual de lerdo), también hablan de la necesidad de mejorar la productividad. Eso es algo que queda muy bien cuando se dice, pero llevarlo a la práctica es complicado en múltiples empresas en las que se ha hecho un montaje tan absurdo que, no es que sea imposible ser productivo, es que sobra más de la mitad de la gente porque se han ideado infinidad de tareas superfluas o, peor aún, que sólo sirven para que lo que se podría sacar adelante en un día, se retrase semanas o meses porque hace falta que veinte o treinta burócratas envíen sus mensajes de aquí para allá y den su visto bueno a cosas que no entienden ni tienen interés alguno en entender.
Muchos de los que hablan de la necesidad de incrementar la productividad en sus empresas, deberían comenzar por dimitir (renunciando a cobrar su millonaria indemnización, claro) porque, con gran seguridad, sus puestos son de los que más contribuyen a la reducción de esa productividad que reclaman.
Yo, como muchas personas, creo que el exceso de gasto se podría atajar con sencillez dejando de hacer cosas inútiles y caras en las empresas (públicas y privadas), en los partidos políticos, en las instituciones (políticas, benéficas, culturales e incluso en la Fundación para la Ley y el Orden de Michael Knight). Pero, cuando pienso un poco más, me doy cuenta que si se dejasen de hacer esas cosas tan caras e inútiles, se quedarían sin trabajo un montón de personas (probablemente yo sería uno de ellos), con lo que la supuesta solución desembocaría en la agudización de otro grave problema: el paro.
Pero, si sigo pensando, me doy cuenta de que cuando uno va por un camino que le lleva directamente al precipicio, por mucho trecho que lleve avanzado, la mejor solución es dar la vuelta. Seguir adelante es un suicidio. Volver atrás, cuando se está cansado por la dureza del camino recorrido, es probable que haga a muchos desfallecer y rendirse, pero alguien habrá que consiga encontrar la ruta adecuada para no despeñarse. Mejor será que se salven unos cuantos a que se vayan a pique todos ¿o no?
Nuestros gobernantes (me refiero a los de gran parte del mundo), a lo largo de unos cuantos años han estado llevándonos por un bello camino (por lo menos para algunos) de enriquecimiento más o menos fácil, de comodidades maravillosas, de avances estupendos y, sobre todo, de exceso de confianza en que las cosas sólo podían mejorar. Ahora estamos viendo que ese camino tan bonito nos lleva a una meta desastrosa porque todo estaba basado en un camelo: aumentar la riqueza a base de aumentar las deudas del enriquecido.
Algunos han comenzado a echar el freno, pero seguimos caminando hacia la misma meta (el precipicio), aunque sea más lentamente. No tengo ni idea de qué rumbo habrá que tomar, pero hay que pegar un frenazo y hacer un trompo para ir hacia otro lado, si no, como siempre digo, acabaremos viviendo en un mundo al estilo Mad Max (a lo mejor es divertido). Lo que espero es que los "pastores" que nos guíen de ahora en adelante no sean la panda de lerdos (bienintencionados en muchas ocasiones) que nos han guiado hasta donde estamos.
9 comentarios:
He pasado por tu página de casualidad.Creí que la tenías abandonada. Noto un fondo de resignación y tristeza en tu divagación. Perdona que te diga, pero con el lío de los controladores, se te ha quedado desfasada. Es difícil arreglar España mientras los políticos se dediquen únicamente a eso, a sus divagaciones. Como tú. Solo que tú no cobras ni te votan.
¡Amiga Zarzamora! Eres la única colaboradora que me queda tras tanto tiempo de inactividad bloguera, y eso se merece mi agradecimiento más sincero.
Es normal deducir de mi discurso cierta resignación, pero no tristeza. Parece que no soy capaz de expresar por escrito mi estado de ánimo, eso requiere una habilidad que no tengo (aún).
Me da pena saber que hay gente que lo está pasando mal sin habérselo buscado, pero soy un degenerado y tengo que reconocer que, como de momento no tengo noticias de nadie que lo esté pasando mal (pero mal de verdad, no un poco mal) en mi entorno cercano, no veo motivos para entristecerme de modo grave.
Esta confesión me retrata como ser desalmado y sin sentimientos, pero es que eso de “ojos que no ven, corazón que no siente”, se cumple en mi persona a rajatabla.
Es cierto que utilizando el arte de la divagación como única arma para intentar solucionar los problemas, no conseguiremos nada, pero la situación es compleja y mi capacidad de comprensión escasa, así que, particularmente, lo único que se me ocurre hacer es hablar sin ton ni son para entretenerme.
Mi ignorancia es grande, pero la desgracia es que parece que es una ignorancia compartida por muchos de los que “dirigen” esta compleja cosa que es el mundo. Aquí hasta el más tonto hace diagnósticos del mal que nos aqueja y, para completar la jugada, nos atrevemos (yo también, claro está) a decir qué es lo que habría que hacer para que esto se arreglase. Pero la realidad es que andamos todos demasiado perdidos en nuestra aparente seguridad.
Finalmente he optado por divagar un poco más ¡Soy incorregible!
P.D.- A los controladores les pueden dar mucha morcilla (y a Pepiño también).
Yo ni siquiera me he leido tu prolijo discurso porque soy un ser básico que se cansa pronto de leer. De esto tiene la culpa la televisión, que te lo da todo hecho.
Simplemente he visto que lo publicaste el 27 de Noviembre, hoy es 8 de Diciembre, y solo tenías 2 comentarios y uno es tuyo.
Dejo este post para que se incremente el contador de comentarios y te sientas reconfortado.
Un consejo. Si quieres repuntar tu carrera como creador de opinión vuelve a hablar de Belén Esteban y de Lady Nenuco, que es lo que el pueblo demanda. Eso sí que interesa.
Un saludo, mi estulto amigo.
Estimado y necio amigo Isra:
Me reconforta ver tu comentario en esta época de sequía intelectual por la que estoy pasando. Yo creo, a diferencia de lo que tú apuntas, que la mejor manera de poner este blog en la cúspide de los sitios web, sería que tú te encargases de la redacción de sus contenidos. Estoy seguro de que ese don que tienes para generar hilaridad (casi siempre lanzando invectivas hacia mi estulta persona) sería un acicate excelente para atraer a los lectores.
Aprovecho para desearte una feliz salida y entrada de año, que ya es tiempo de comenzar a decir este tipo de sandeces.
¿Qué significa "estulto", amigo?......¿Tiene algo que ver con la calvicie?.....Perdona mi ignorancia, pero ya sabes de que pie cojeo...
Acabo de conocer este blog tan estupendo de casualidad, me he leido la última publicación y ya no pienso abandonarlo. Así aprendo cosas, por lo menos vocabulario. Me haré seguidor incondicional de tu persona. En las carreras, por lo menos hasta hace dos años, no te quedaba otra opción que ser mi seguidor, pero el día 12 de Diciembre, también te darás cuenta que eso se acabó.
Un gran saludo....
Muchos saludos, muy interesante el post, espero que sigas actualizandolo!
¡Qué gran honor tenerte por aquí, Juande!
Comenzaremos saciando tu ansia de conocimiento. Según el diccionario de la RAE, estulto significa necio o tonto, pero cualquier epíteto de ese estilo puede sustituir a tan poco habitual vocablo.
Al simpático Isra y a mí, así como a un buen puñado de gente tan extraña como nosotros, nos gusta dedicarnos improperios elegantes como ese. Somos conscientes de nuestra memez y, por si a alguno de nosotros se le olvidase su alto nivel de estupidez, nos preocupamos de recordárnoslo mutuamente en cada ocasión que se presenta. Y si es públicamente, mejor aún.
A ti no suelo insultarte con tan petulantes palabras, pero sí te he dedicado más de una vez el adjetivo “putrefacto”. Compartir un rato de carrera pedestre con alguien implica tomar conciencia de nuestra putridez. Somos un saco generador de sudor, mocos y pedos. Estamos putrefactos y nos gusta.
Y tras estas memeces, me despido cordialmente sabiendo que el próximo domingo volverás a dejarme atrás con tu larga y poderosa zancada.
También aprovecho para saludar al simpático anónimo que me anima a seguir escribiendo tonterías. Procuraré no espaciar tanto mis aportaciones a la incultura.
Hace tiempo que no "aztualizas" tu blog, "esijo" lo hagas y que a su vez comentes los varios "pos" que tengo sin comentarios, con tu verbo fluído y estulto..
¡QUE VUELVA ANTOÑITO HERNÁNDEZ MANCHA!
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