viernes, 1 de mayo de 2009

Peticiones de los lectores

He recibido peticiones de algunos lectores de Libertad Diodenal “esigiendo” o “exgiendo” que inicie un debate sobre diversos temas de gran trascendencia.

La primera petición que atenderé es la de nuestro habitual colaborador Antares, experto en tai-chi-chuan y del karate-do, que quiere conocer los pormenores de mi participación en la última Maratón de Madrid. Como es un tema que no suscitará debate alguno, bastará decir que culminé los 42,195 Kilómetros con dignidad, atravesando la meta con elegancia en 3 horas y 29 minutos. Mis previsiones eran nefastas por el cúmulo de lesiones que me han afectado este año y que han impedido que mi poderío pedestre se mostrase en todo su esplendor, pero he de reconocer que, a pesar de las molestias de uno de mis talones, pude completar el recorrido sin el excesivo sufrimiento de otros años gracias al paso relajado que llevé durante todo el trayecto.

Otro tema sugerido por un nuevo colaborador que se hace llamar “Otro exigente”, es el de los culitos de Doña Carla Bruni y Doña Leticia Ortiz. La foto de sus esbeltas e insignes figuras subiendo por las escaleras que llevan al Palacio de la Zarzuela ha sido portada de innumerables publicaciones de esas que, cuando no saben de qué hablar, ponen a caldo a las revistas del ”corazón”. La foto no tiene más interés que el de ver la delgaducha figura de ambas mujeres, pero como son quienes son, la cosa trasciende. Supongo que si existiese una foto similar de Antares y yo mismo accediendo a una recepción con su Majestad, nadie, salvo nuestros fieles seguidores, se hubiese hecho eco de la imagen a pesar de que, tanto Antares como yo, tenemos un tipín envidiable ¡Y ya superamos la cuarentena (me refiero a la de la edad, no a la de la gripe porcina)!

No diré que no se pueda hablar de estas cosas ni que me parezca mal hacerlo, pero me repatea que tanto periodista “serio” dé pábulo a estas chorradas y luego se dedique a etiquetar a ciertos medios como basura.

Preguntaba “Otro exigente” si tan egregios culos soltarían cuescos. Supongo me lo pregunta en calidad de experto en flatulencias (mi fama es mundial en este tema), por lo que le responderé con total profesionalidad ayudándome de un sabio refrán español (retocado por mí): Pee el Rey, pee el Papa, sin peer nadie se escapa.

Siguiente tema. “Otro más” que, sin duda, es un nuevo sobrenombre que ha adoptado “Otro exigente”, solicita que hablemos de las diputadas del PP Doña Anta Pastor y Doña Celia Villalobos. Si no fuese porque acabo de leer lo que publicó hace unos días un buen amigo del clero, no sabría qué relación con la actualidad tienen ambas. Al parecer han apoyado una moción de ICV (Iniciativa por Cataluña, los Verdes, o algo así) para reprobar públicamente al Papa por algo que dijo en África sobre el uso del preservativo.

Sin entrar en debates sobre lo que dijo Benedicto XVI, diré que no aguanto este tipo sandeces que no sirven más que para que nuestros parlamentarios pierdan el tiempo un poco más de lo habitual. ¿No les vale con hacer las críticas que estimen oportunas a los discursos del Papa o de quien quieran? ¿Acaso no tienen tribunas suficientes para decir lo que les venga en gana y hacerse oír? ¿Para qué hace falta esta bobada de la reprobación? Podrían dejar de mirar pajas en ojos ajenos y reprobarse a sí mismos por tantas estupideces como hacen ellos.

¡Qué bobos son! Lo que no entiendo es por qué no participa en este blog ningún político. En este remanso de necedad se moverían como pez en el agua.

Y, finalmente, bajo el pseudónimo de “Otro más”, nuestro nuevo y activo colaborador propone que hablemos de FJL y CV. Se nota que a nuestro amigo no le mola mucho teclear (estaría cansado después de las dos aportaciones previas). Satisfaremos la última petición comentando que la inminente salida de Federico Jiménez-Losantos y César Vidal de la COPE constituirá, según creo, el comienzo de la hecatombe de esa emisora. Si echasen a César Vidal es probable que la cosa no fuese grave porque sus tertulias son bastante soporíferas y él es un gruñón sin gracia. En cambio Don Federico, que también es un gruñón, tiene mucho más salero y vivacidad.

Creo que están pensando en poner a Pablo Motos de presentador de La Mañana y a Flipi para dirigir La Linterna. Tal vez si encargasen a Don Federico y a Don César del Hormiguero, el programa tendría más gracia que actualmente.

sábado, 18 de abril de 2009

Para dirigir a la gente, camina tras ellos


Esta excelente frase, la del título, atribuida a Lao Tse la he escuchado en uno de los programas del gran Punset en el que hablaban del liderazgo. Allí se dice que, en los orígenes, los seres humanos elegían a sus líderes por su efectividad para llevar a cabo tareas como la caza, la defensa o lo que se terciara. Más tarde los que fueron encumbrados por esas habilidades, decidieron aprovecharse del poder para eternizarse en él y, ya puestos, hacerlo hereditario. De este modo comenzó a haber líderes completamente inútiles cuyo único mérito era el de ser hijos del mandatario previo.

Mucho más tarde llegó la democracia, y con ella el pueblo volvió a elegir a sus líderes. Me temo que, a pesar de ello, los que salen elegidos no siempre (por no decir nunca) son los más capacitados para la trascendental misión que tienen.

Pero no hablemos de política, que para eso ya hay montones de periodistas que se encargan de ello. Hablemos del mundo laboral ¿Quién elige a los que nos dirigen en el mundo laboral? ¿Se elige habitualmente al más capacitado de entre todos los posibles? ¿Es más habitual el enchufismo y el nepotismo?

La frase de Lao Tse es excelente, maravillosa, pero ¿a cuántos jefes conocéis vosotros que la apliquen? ¿Sabéis de alguien que se preocupe de conocer a sus subordinados y de tener medianamente claro cuáles son sus tareas y cómo las desarrollan? ¿Son suficientemente cercanos como para favorecer una comunicación sincera de sus subordinados con él o, por el contrario, se recluyen en su despacho y se limitan a dar órdenes totalmente alejadas de la realidad sin preocuparse de saber cuál es la opinión de los destinatarios de ellas?

Lo que yo veo en mi entorno es que cuanto más poder tiene una persona, más se aleja de sus subordinados. Mayor rango implica mayor aislamiento en lugar de mayor cercanía. ¿No os habéis fijado en que lo primero que hacen cuando alguien llega a cierto nivel es aislarlo en un despacho para que no tenga contacto alguno con sus compañeros de menor nivel? Lo del despacho podría ser una anécdota si el jerifalte anduviese más tiempo fuera que dentro de él, pero la realidad suele mostrar que, una vez “enlatado”, el jefe comienza a distanciarse más y más de la realidad y a olvidar todo aquello que, tal vez, pensase arreglar al encumbrarse.

Desgraciadamente constato a diario que la filosofía que se impone en el mundo laboral, a pesar de tanto hincapié que se hace en eso del trabajo en grupo y de la inteligencia emocional, no es otra cosa que potenciar la división y el distanciamiento entre jefes y subordinados y, si es posible (y suele serlo) entre los propios subordinados.

Si la jerarquía laboral fuese designada de abajo hacia arriba, tal vez las cosas podrían ser un poco más eficaces (sólo tal vez) porque quien ha trabajado codo con codo con varias personas sabe quiénes de ellos son más aptos para dirigir al grupo y qué cualidades y defectos tienen. En cambio el que elige desde la lejanía de su aislado cubículo, con alta probabilidad se guiará por criterios de afinidad con el elegido y, teniendo en cuenta el tremendo desconocimiento de la realidad que suelen tener en esos despachos de las plantas más altas de los edificios empresariales, me temo que la elección no será de lo más acertada.

P.D.- Todo lo dicho sobre los líderes no es aplicable a mi excelente jefa, persona cercana donde las haya, cordial, comprensiva y, sobre todo, colaboradora para la causa común del éxito. Cuando estoy decaído siempre me alienta cantando una bonita canción que tiene un estribillo muy pegadizo que dice: ¡Adelante!.

Espero que lea esto porque me encanta hacerle la pelota.

martes, 14 de abril de 2009

Jenny y el enano gruñón

Esta mañana nuestra querida compañera Jenny (es un nombre ficticio pero le cuadra muy bien por el arte que tiene para mascar chicle mientras trabaja) ha llegado a trabajar contrariada por un suceso que le ha acontecido en el trayecto que va desde donde ha aparcado el coche hasta el centro laboral.

Iba ella gozosa pensando en el reencuentro con sus apasionantes tareas laborales y, sobre todo, con su maravilloso grupo de compañeros marginales. Mirando a un lado y otro con alegría, dedicando sonrisas y miradas afables a cuantas personas se cruzaban en el camino. Apareció entonces un chaval ataviado con una pañoleta palestina que, además, era de muy baja estatura y con los rasgos típicos de alguien aquejado de acondroplasia (podía haber dicho que era un enano, pero a lo mejor se enfada alguien). Jenny ha posado sus adorables ojos sobre él sin la menor intención de incomodarle (es imposible incomodarse con su mirada) y cada cuál ha seguido su camino pero, cuando se habían distanciado unos metros, el extraño personaje ha comenzado el diálogo que transcribo (dándole mi toque literario particular) a continuación:

Transeúnte: ¡Eh!
Jenny: ¿Es a mí?
Transeúnte: Sí ¿Me conoces de algo?
Jenny: No
Transeúnte: ¿Entonces por qué me miras? (Con tono de enfado).

Jenny se quedó patidifusa ante tan absurda interpelación y, con la elegancia que le caracteriza, le dejó muy claro que si le miró es porque todo el mundo tiene derecho a gozar de la calidez de sus ojos, pero que jamás lo hizo con malicia ni con intención de molestar.

El irascible acondroplásico se quejó de la mirada de Jenny pero, obviamente, él también la miró a ella porque de otro modo no habría percibido el fulgor de sus ojos posándose en él. Siendo así las cosas ¿la gente con características poco comunes tiene bula para mirar a quien quiera y los demás tenemos que evitar mirarles a ellos para que no se sientan molestos?

Soy un pesado con esto (y con muchas cosas más), pero tengo que decir que a mí me encanta escuchar a algunos niños cuando, al cruzarme en su camino, dicen a sus padres a voz en grito: “Por qué ese señor no tiene pelo”. Yo me giro, me palpo la calva sobresaltado y simulo buscar mi pelo por los alrededores ¿No es eso mejor que mirar con desprecio a ese simpático y lenguaraz niño?

¡Qué cosas ocurren en la vida! ¿Qué habríais hecho vosotros en una situación semejante? ¿Acaso hay que desviar la mirada cada vez que algo o alguien poco común se presentan ante nosotros?

Si vemos a Anasagasti en medio de una ventolera con su “capó” levantado ¿Debemos mirar hacia otro lado en lugar de gozar de tan hilarante estampa?

Si nos encontramos a un tipo sin brazos y comiendo con ayuda de sus pies ¿seremos capaces de no observar con admiración tan poco habitual suceso?

Si nos cruzamos con nuestro jefe (supongamos que se llama Don Antonio) por el pasillo y lleva la bragueta bajada ¿debemos apartar la mirada inmediatamente en lugar de reírnos mientras señalamos a su “centro de masa”?

sábado, 11 de abril de 2009

Pepiño ya tiene cartera

Me gusta el nombramiento de Pepiño Blanco como Ministro de Fomento. Le he estado escuchando esta mañana en la SER (ya sabéis que estoy en proceso de conversión al progresismo) y, además de irse por peteneras para no responder a algunas preguntas que le han hecho (característica básica de un político), se ha expresado en tono conciliador y animoso. No sé si resolverá algo o no resolverá nada, pero me ha gustado ver cómo asumía con tranquilidad las críticas que se han hecho a su nombramiento a causa de su carencia de titulación universitaria. Ha dicho, no sin razón, que ser licenciado en químicas tampoco aporta nada de interés (o eso parece a primera vista) para ser un buen Ministro de Interior, en referencia a Freddy el químico, actual rector de esa cartera ministerial.

No seré yo quien defienda la capacidad gestora de una persona que se ha pasado la vida metido en política (el mismo señor Blanco ha reconocido que comenzó en el PSOE cuando aún llevaba pantalón corto), pero tampoco daré a las titulaciones superiores el excesivo valor que algunos les atribuyen. Esto lo hago por la cuenta que me trae, no en vano yo carezco de titulación por resistirme a hacer un absurdo proyecto de fin de carrera que me quitaría tiempo y no aportaría nada a mi escaso rendimiento profesional.

El señor Blanco será buen o mal gestor, ya lo veremos, no por poseer o carecer de titulación universitaria, sino por tener o no tener experiencia en esas lides. Experiencia que probablemente no tenga. No obstante hasta los más grandes en cualquier actividad, han tenido que dar sus primeros pasos hasta adquirir esa experiencia que luego les consagró como gurús en su campo, así que veremos de lo que es capaz nuestro simpático Pepiño.

Por lo dicho hasta aquí podría confundírseme con un fan de don José Blanco y con un entusiasta de los cambios de ZP en su gobierno, pero realmente no es así. Dudo que estos cambios sirvan para mucho más que para darnos un nuevo motivo de debate estéril que acalle un poco los ecos de la crisis para que los que seguimos viviendo bien (que aún somos muchos) pensemos que el Presidente sigue haciendo grandes cosas para sacar a España del agujero en el que se está metiendo.

sábado, 4 de abril de 2009

Temas de debate

Hay días en los que, mientras oigo la radio, veo la tele, charlo con mis compañeros de trabajo o medito mientras estoy sentado en el “trono”, surge algún tema y pienso: “Tengo que hablar sobre esto en el blog”. Pero como no lo haga al instante, termina olvidándoseme (qué lío de palabra).

El caso es que ahora intentaba recordar alguna de esas cosas sobre las que pretendía debatir y, claro, no me viene a la memoria ninguna, así que he utilizado esa gran herramienta que es Google para buscar algo tan sencillo como “temas de debate”, y lo primero que ha aparecido es esto:

Temas de debate para encontrar pareja con ideas compatibles ...

He pinchado en el enlace, como espero que hagáis vosotros, y ante mí ha aparecido la web encontrarse.com, que tiene pinta de ser un sitio con cierta entidad (por lo menos se ven muchas opciones diferentes en el menú de cabecera). En este excelente lugar aparece el apartado Temas de debate, en el que se lista una serie de preguntas para debatir con una potencial pareja y poder constatar si hay compatibilidad suficiente para emprender una bella relación.

Reconozco que el objetivo de estos temas de debate me trae al fresco, pero la cantidad de faltas ortográficas por centímetro cuadrado me ha llenado de estupor y he estado haciendo un rato de penitencia cuaresmal entre tanta incorrección. Los temas de debate también tienen un alto grado de necedad, por lo que tal vez vaya a este sitio de vez en cuando para inspirarme cuando no sepa de qué hablar.

Vamos a extraer algunas perlas de la larga lista de temas. Hay uno que, por su longitud, me ha llamado la atención (no corregiré los errores ortográficos para no contravenir los criterios estéticos del autor):

En USA un conductor choco contra otro auto. En el otro auto viajaba un perro y en la discusión, lo atacó. Al defenderse, tiró al perro a la autopista y lo arrolló un tercer auto. Lo condenaron a 3 años de prisión.

La verdad es que no me queda claro si el segundo coche lo conducía el perro ni quién fue arrollado, si el perro arrojado a la autopista o el que lo lanzó a ella. ¿Quién fue condenado?: ¿El conductor culpable de la colisión o el que lanzó al perro? A lo mejor condenaron al perro que, como fue arrollado, no tenía que cumplir condena y saldría más barato al erario público que condenar al lanzador.

Cuando he leído el tema de debate la primera vez, no he visto cómo se podría debatir sobre eso, pero ahora me doy cuenta de que, gracias a lo enrevesado de la redacción, la cosa puede dar mucho juego.

Vamos con otro tema:

Te gusta hacerlo...

Yo diría que aquí faltan los símbolos de interrogación y que los puntos suspensivos indican que eso que se pregunta no es otra cosa que…¡El fornicio! ¡Qué tema de debate tan original! Yo no me atrevo a tratarlo en mi blog porque fui criado en una sociedad represiva y cavernaria y guiada con mano de hierro por el Caudillo y aún me sonrojo al tratar ciertos temas.

Por último extraeré este otro tema que parece tan apasionante como amplio:

¿Qué va primero?

No me digáis que no es interesante debatir sobre esto. Aquí puede meter baza quien quiera, seguro que todos tenemos algo que decir sobre esto ¿Quién no se ha hecho esa pregunta alguna vez?

Si queréis seguir gozando con los temas de debate propuestos por encontrarse.com, no dudéis en entrar a su web con el usuario jander cuya clave también es jander (lo he creado yo para poder disfrutar de tan maravilloso espacio para el encuentro de culturas y personas y quiero compartirlo con todos vosotros para que podáis beneficiaros de tantas cosas interesantes como hay en la web.

A ver qué podéis aportar a estos temas tan interesantes.

sábado, 28 de marzo de 2009

La Hora del Planeta (¡qué bobada!)



Como sospecharéis los que me conocéis, no escribo mi artículo de hoy para apoyar esto que con tanta rimbombancia se ha llamado La Hora del Planeta. Escribo para sembrar un poco de crispación al respecto (los progresistas que leen mi blog debían de estar ya cansados de tan poca actividad polemista).

Se nos propone con gran aparato publicitario sumarnos a algo que a mí me parece una tremenda sandez a escala mundial: Apagar los aparatos eléctricos durante una hora. En la web earthhourus.org se dice lo siguiente:

El 28 de marzo, 2009 a las 8:30 pm, hora local, WWF, la organización mundial de conservación conocida en los Estados Unidos como World Wildlife Fund, le pide a individuos, empresas, gobiernos y organizaciones alrededor del mundo que apaguen sus luces durante una hora, La Hora del Planeta, para demostrar su preocupación por el cambio climático y demostrar su compromiso para encontrar soluciones. Apaga la luz. Actúa.

¿Qué es eso de mostrar nuestra preocupación por el cambio climático y demostrar nuestro compromiso para encontrar soluciones? Yo diría que lo que tendría interés no sería un absurdo apagón de una hora sino un comportamiento sensato en cuanto al uso de la energía durante todos los días del año.

Estoy convencido de que habrá millones de personas alrededor del mundo que, tal vez con su mejor intención, apaguen las luces e incluso sus marcapasos (si los tienen) para mostrar su preocupación por el medio ambiente pero, pasada la hora, volverán a tener todas las luces de casa encendidas y cogerán el coche hasta para ir al Ahorramás que tienen a cien metros de casa.

Me ponen nervioso estas manifestaciones paletas de compromiso con grandiosas causas que sólo duran una hora o cinco minutos. Pero no todo es inútil y paleto en estas iniciativas, la verdad es que tienen una utilidad innegable que no es otra que la de proporcionar a montones de programas televisivos y radiofónicos, así como a medios escritos (como este blog), un excelente tema de debate para llenar muchos minutos que, de no existir esta excusa, tendrían que ser rellenados con otros temas de menor tirón.

¿Y por qué este tema tiene tirón? Pues básicamente porque, como es algo que se hace por el bien del planeta (supuestamente), nadie puede negarse a apoyar (salvo yo, claro), por lo que hay montones de famosos y famosetes que graban su vídeo de exhortación a participar en tan trascendental actividad (aquí tenéis el de Alejandro Sanz) y, claro está, los fans de tan grandes personajes secundarán la petición de sus ídolos sin plantearse la bondad y utilidad de la misma (si Camilo Sesto me lo pidiese, yo también me uniría al apagón).

Lo único bueno que puede aportar este tipo de campañas es que, como llegan a todo el mundo (¡mira que son pesados!), a lo mejor consiguen que alguna persona que no sabe que teniendo todas las luces de casa encendidas todo el día gasta mucho (y lo paga), se dé cuenta de ello y, a partir de este fastuoso evento mundial, medite sobre su deleznable comportamiento y decida convertirse a la religión del ahorro.

sábado, 7 de marzo de 2009

El traje nuevo del emperador

Nos encanta engañarnos a nosotros mismos. Me da la impresión de que hay poca gente que sea capaz de decir la verdad de lo que piensa sobre cada cosa que se le plantea. Unas veces mentimos con la clara intención de engañar a otros, otras porque nos aterra que piensen que tenemos ideas diferentes a los demás y otras por no llevar la contraria a algún personaje al que tememos (habitualmente algún cretino que ostenta algún tipo de poder).

En el trabajo estoy cansado de ver cómo la gente, en privado, reconoce la inutilidad de montones de cosas que algún “listo” ha decidido que debemos hacer para “mejorar la calidad de nuestro trabajo” pero, cuando están frente a la persona que debería saber la verdad sobre la pérdida de tiempo y dinero que conllevan tan absurdas prácticas, nadie se atreve a abrir el pico. O callan o mienten cuando el gran líder pregunta sobre la eficacia de tan nefasta normativa: “Todo es perfecto, Don Antonio. Vamos por el buen camino”.

Comprendo que hay ciertos personajes cuyo carácter odioso y prepotente incita a sus súbditos a procurar no contrariarlos, pero lo que no entiendo es que haya tanta gente que, además de ocultar la realidad a sus jefes, se empeñe en intentar convencer a sus compañeros y subordinados de la veracidad de aquello que saben a ciencia cierta que es falso.

Luego va uno (ese soy yo) con su mejor intención y su mayor cabreo a explicar a todo el que se pone a tiro cuán absurdas son ciertas cosas y por qué lo son, y la respuesta más habitual que le dan (probablemente con su mejor intención) es: “Tienes razón, pero procura no ir diciendo eso por ahí”.

Cuando uno pregunta, ingenuamente, por la razón de tal pertinacia en aplicar normas que no sirven para nada (para nada bueno, se entiende), siempre hay alguien que sentencia: “Lo mandan desde arriba”. Y se quedan tan panchos unas veces y tan resignados otras, pero nadie es capaz de intentar explicar al responsable de tales necedades el porqué de la inutilidad de todas ellas.

A veces creo que el problema no está tanto en “los de arriba” como en los bobos y cobardes de los que se rodean que, por memez o cobardía, siempre dicen a sus superiores lo que creen que quieren oír en lugar de contarles la verdad o, simplemente, darles su opinión.

Vivimos en un mundo en el que la información circula por todas partes y en el que, supuestamente, todo el mundo puede expresar libremente su opinión, pero al final uno se da cuenta de que da igual lo que uno diga, lo importante es quién sea el que lo diga. Si uno tiene poder e influencia podrá decir cualquier memez o burrada y contará con la aquiescencia de montones de personas aunque, eso sí, a sus espaldas habrá muchos poniendo a caldo a tan egregio necio. En cambio, si uno dice algo inteligente y sensato, como sea un mindundi cualquiera, nadie le hará caso aparte de algún que otro personaje más mindundi que él.

La gente llama metodología a lo que no es más que una colección de actividades inútiles cuya misión es la de alargar el trabajo de unos y justificar la labor de los creadores de tal sinsentido. Se llama interrupción del embarazo a lo que es el asesinato de un niño no nacido. Se utiliza la palabra democracia para definir algo que consiste en contar mentiras a una gran masa de indocumentados (como yo) para ganar su voto. Se denomina fe religiosa a lo que no suele ir más allá del cumplimiento de unas pocas normas y ritos visibles. Se habla de diversión cuando de lo que se trata es de beber más de la cuenta y dormir menos de lo que querríamos. Llamamos telebasura a los programas que más nos gustan y reclamamos emisiones culturales que no tenemos interés en ver. Clamamos por que nuestros políticos dicten normas para que cuidemos nuestro planeta mientras pensamos sustituir nuestro pequeño coche por un todo terreno más contaminante. Se llama amor patrio a despreciar a los que son de fuera. Se impone el uso de lenguas minoritarias, limitando la libertad de las personas, para defender el derecho de esas lenguas (se trata a una lengua mejor que a algunas personas). Y, para finalizar, sólo me queda exponer el culmen de los auto-engaños: Decimos que el Linux es el sistema operativo más estable y nos empeñamos en utilizar el denostado Windows.

El cuento de Andersen “El traje nuevo del emperador” tiene plena vigencia en nuestros días como seguramente la habrá tenido durante toda la historia de la humanidad.

No me queda más remedio que gritar a los cuatro vientos: ¡El emperador está desnudo!

A la vista de lo que he escrito queda claro que la misión de difusión de la memez con la que nació este blog tiene demasiados operarios y, probablemente, no sea necesaria mi contribución. No obstante podéis estar tranquilos porque seguiré dando el tostón.