
Particularmente no entiendo que alguien se gaste dinero en una publicidad que no le va a reportar beneficio económico alguno (por lo menos eso es lo que parece), pero son libres de hacerlo, faltaría más. Yo también me gasto dinero en apuntarme a carreras populares que sólo me reportan cansancio durante muchos minutos y un instante de gozo al cruzar la meta, así que no soy el más indicado para llamar tonto a nadie por hacer cosas aparentemente absurdas.
Tengo que decir que no he oído declaraciones críticas con estos carteles a ningún jerarca eclesiástico, cosa que me agrada enormemente porque cualquier cosa que se diga sobre este tema no sirve más que para darle más publicidad aún y, además, gratis (la que le pueda dar yo es tan escasa que no creo que me lo agradezcan los artífices de la cosa).
No creo que con estos carteles nadie pretenda “convertir” al ateísmo a nadie y me parecería una tontería muy grande que algún grupo de creyentes, de la religión que fuese, viese amenazada su fe por estos carteles en los autobuses (y por el montón de artículos en periódicos e Internet y debates en la radio y en la tele que esto ha generado). Si alguien pierde su fe por algo tan nimio como esto, es que no la tenía y, que yo sepa, es difícil perder lo que no se tiene. Y si alguien tiene miedo de que esto reste seguidores a su religión es que ese alguien es un memo integral al que sólo le interesan las estadísticas de feligreses y no la fe real de los mismos, en cuyo caso tampoco creo que semejante persona esté muy convencida de las bondades de la religión que dice profesar.
Por hoy ya es suficiente. Si alguien tiene información sobre los beneficios reales de este tipo de publicidad ateo-religiosa, que lo diga.