sábado, 24 de mayo de 2014

Hablemos de fútbol


En este sábado 24 de mayo, en el que tantos españoles están viendo un partido de fútbol apasionante, yo he decidido ponerme a escribir algo.
De fondo oigo el ruido de la lavadora en lugar de los comentarios de los locutores de radio y televisión narrando las jugadas de los ídolos de tantas y tantas personas. Nunca he sido amante del fútbol y, en general, de ningún deporte como espectáculo. Sí que me gusta practicar algunos, pero no me parece entretenido verlos en la tele o en directo. Reconozco que algunos deportes sí son espectaculares, por ejemplo, el descenso en bicicleta por rampas imposibles, me parece absolutamente impresionante, eso sí, también creo que es una locura hacer lo que hacen. Los vídeos de los hombres pájaro, esos que se lanzan con un traje pintoresco con una especie de alas entre los brazos y el tronco, también me resultan muy entretenidos, pero, nuevamente, pienso que el riesgo es excesivo.

No dudo que el fútbol tiene su arte, su dificultad y, en ocasiones, su belleza, pero nunca he sentido la más mínima atracción por todo lo que lo rodea. Supongo que esta falta de afición es heredada de mis padres. Ni a ellos ni a mis familiares más cercanos los vi jamás enfervorizados con el tema futbolero, y yo diría que la pasión por cosas tan aparentemente tontas como esta, es más fácil heredarla que adquirirla por cuenta propia.
Acaba de marcar un gol el "Atleti". Con esto me doy cuenta de que os he engañado un poco. Dije que no estaba escuchando la radio ni la tele, pero lo cierto es que tengo el "transistor" a mi lado y, de vez en cuando lo enciendo para ver cómo va la cosa. ¿Será que me estoy aficionando al deporte rey?

La verdad es que, con toda la atención mediática que se le da al tema, no parece raro que cada vez haya más futboleros. Soy de los que piensa que con una intensa campaña publicitaria se puede convencer a la gente de consumir o hacer casi cualquier cosa, por absurda que parezca, y el fútbol lo tenemos metido hasta en la sopa, con lo que no es raro que incluso alguien tan lejano a esa afición, pueda acabar enganchado.
Llevamos unos días en los que no dejan de hablar del "trascendental" partido de hoy y yo me pregunto ¿dónde está esa trascendencia? ¿En qué cambiarán nuestras vidas tras este encuentro?

Habrá personas que, cuando su equipo haya ganado, serán felices durante unas horas, a lo sumo hasta mañana cuando, al llegar a Madrid su maravilloso equipo, se integren en la masa de contentos simpatizantes para corear vítores y compartir la alegría con la muchedumbre. A algunos les durará el gozo un poco más, hasta que el lunes, al encontrarse con sus compañeros de trabajo, amigos, familiares, vecinos y cualquier otro conocido cuya adscripción futbolera, contraria a ellos, conozcan.  Les mirarán con una sonrisa maliciosa y les dirán algo así como: "vaya paliza os dimos ayer". Parece una tontuna, pero yo creo que algo tan simple como eso puede hacer que la grisácea jornada de mucha gente se transforme en un día magnífico, así que, si algo tan simple es tan importante para tanta gente, será que no es malo.
Sé que hay unos cuantos, quizá no pocos, que, en lugar de usar estas cosas como medio para alegrarse un par de días, las toman como justificación para cometer tropelías indecentes contra otras personas, pero supongo que el problema no será del fútbol sino de esas personas que siempre encuentran una excusa absurda para comportarse como animales.

Estoy anonadado. Comencé a escribir pensando en hacer una crítica al fútbol como espectáculo absurdo y, al final, he acabado diciendo que es una buena cosa. No me entiendo ni yo mismo, así que creo que ya estoy preparado para fundar un partido político.

Sigue ganando el "Atleti" y me agrada ese resultado. Creo que algo está cambiando en mí.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Su necedad.

Has terminado este artículo demasiado pronto. A estas alturas habras visto que el marcador ha dado la vuelta.

Sigo leyendote desde la lejanía.

Un abrazo.

Zarzamora dijo...

Yo tampoco soy futbolera, pero he visto el partido a salto de mata en compañía de familiares no muy futboleros, como colofón de un bonito día de primera comunión. Me fijaba en los escupitajos, en cómo algunos hacen teatro simulando sentirse muy doloridos, en la cara de la reina, en el sufrimiento de los hinchas... Muy entretenido.

Anónimo dijo...

Gutiérrezqueleveo. Tengo la impresión que ese artículo, lo tenías preparado para largarlo en el momento adecuado, como hacen los políticos con las “cosillas” que tienen de los “otros” para largarlas en el momento adecuado. Hace muchos años, cuando surcaba la mar océana (joé, el Word me da falta) claro, es que el océano es macho. Que me pierdo. Había uno con aires y portes de gran señor, abrigo, corbata, y muchas cosas, pero muy buena persona, que decía que el fútbol era para “retrasados mentales” yo, sin tener porte de nada, pensaba igual. El tiempo me ha hecho madurar –creo.- No es “pan y circo” Es sencillamente pasión. Que no venga Zarzamora con que los hinchas fingen. No, la reina no fingía, sencillamente tenía una cara de aburrimiento que daba pena, pero es “su curro”. Yo ví el partido, sufrí porque desde la barrera tenía mi ganador, de acuerdo con el análisis mesurado que había hecho de la situación. En una palabra, no sois apasionados y al mundo lo mueven las pasiones, claro, así nos va.
Yo por ejemplo, en vez arremeter directamente, lo he hecho con un procesador porque veo a Meteorismo señalándome don el dedo por alguna falta o letra que me haya comido. Aún así, aunque el sistema trate de corregirme, hoy he tenido la valentía de no hacer caso. Seremos el Señor Cordero de Zarzamora.